Psicología del color marrón

Volvemos a nuestra sección de psicología del color y esta vez lo hacemos con el marrón, un color que muy poca gente evoca como favorito y que sin embargo es ampliamente utilizado tanto en moda como en decoración de interiores.

Considerado socialmente como un color sucio, asociado a la contaminación y a la falta de pureza, el marrón surge de la mezcla de múltiples colores vivos que derivan en un color más pobre o menos llamativo. Sin embargo tal como apuntamos, es uno de los tonos más usados en interiorismo, tanto en la gama de los beiges, tostados y visones como en la de los tonos más intensos como el marrón chocolate, propio del cacao.

El marrón es el color natural de la tierra, y se considera cálido, neutro y robusto. Como cualidades positivas, el marrón nos aporta seguridad, estabilidad y reflexión, que generan un clima acogedor en aquellas estancias con paredes pintadas en este color o que cuentan con esta tonalidad en los materiales empleados en el mobiliario, como la madera, el cuero o la lana. Además, por su sobriedad, es un color asociado con lo masculino y muy apropiado si buscamos crear entornos relajados o que propicien la concentración como áreas de trabajo o de descanso.

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Como cualidades negativas, además de la ya indicada asociación a la suciedad, también nos evoca al otoño, estación nostálgica por antonomasia que puede hacer decaer el ánimo a algunos.

En el Feng Shui el color marrón es un buen aliado, pues pertenece al elemento tierra, color propio del medio natural y de la salud. Transmite un entorno estable y neutral que favorece el equilibrio del estado de ánimo y crea un clima idóneo para el debate y la conversación. Por ello es un color idóneo para decorar espacios colectivos como el salón, la cocina o el comedor. Si buscamos un efecto relajante podemos recurrir a sus modalidades más claras para ayudar a contrarrestar el estrés en espacios de descanso como el dormitorio.

Aplicado al diseño de interiores, el color marrón sorprende por su gran gama tonal. Encontramos variantes muy luminosas como el color crema o café con leche asociados a la paz y tranquilidad, o bien tonalidades medias como el topo o visón, que resultan los más adecuados para conseguir espacios elegantes, tanto en su aplicación a grandes masas (paredes, pintura o papeles pintados) como en complementos decorativos.

Si buscamos algo más de intensidad podremos optar por tonos medios algo más subidos como el color pardo rojizo, muy frecuente en el estilo rústico u optar por la elegancia de los tonos más oscuros, como el de la madera wengué, propia de climas tropicales y característico del estilo colonial. En estos casos se aconseja no llenar completamente el espacio con este color, pues puede resultar muy pesado, sino utilizarlo en una sola pared o en textiles y accesorios decorativos.

Estas son las principales cualidades psicológicas del color marrón, os dejamos una amplia muestra de ello aplicado en la decoración del hogar.

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Vía: pinterest.com

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