La silla “Butterfly” (mariposa), también conocida como silla BKF fue diseñada en 1938 en Argentina por los tres arquitectos que le dieron nombre a través de la primera inicial de sus apellidos: Antonio Bonet, Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy, pertenecientes a la asociación Grupo Austral, convirtiéndose en uno de los iconos del mueble de diseño en todo el mundo.
Estos arquitectos habían trabajado en el estudio de Le Corbursier, en París, y aunque la silla en principio fue diseñada por Jorge Ferrari en la cumbre de su carrera, fue oficialmente presentada por los tres socios en el tercer Salón de Artistas Decoradores de Buenos Aires en 1940. Aunque enviaron una nota al salón indicando la autoría de Ferrari, siempre se la conocerá como silla BKF, una de las más copiadas en el transcurso de los años. Su diseño impresionó tanto a Edgar Kaufmann Jr., director del departamento de diseño industrial del MOMA de NY, que decidió importar tres: una para la casa de fin de semana de sus padres (la casa de la cascada de Frank Lloyd Wright), otra para el museo y una última en paradero desconocido.
La silla Butterfly está construida con una ligera estructura metálica redonda maciza de 12,7mm de diámetro sobre la que recae el peso, fabricada con dobladoras hidráulicas semiautomáticas de precisión para realizar las curvas. Todas las uniones se realizan con máquinas automáticas, dejando para la terminación el pulido a mano. Está pintada con pintura epoxi de cocción a altas temperaturas y una funda de cuero envuelve su estructura.
Sentarse un una silla BKF es toda una experiencia. Esta pieza impulsa a la persona a dejarse caer en su asiento, recostándose hasta de llegar a una posición fetal. Al sentarse, el cuerpo de la una persona puede adoptar varias posiciones de forma dinámica y experimentar la sensación de hamaca.
El nombre de “Butterfly” le viene de EEUU, donde se fabricó ilegalmente por la firma Artec-Pascoe hasta que en 1945 la empresa estadounidense Knoll la lanzó a la fama y aún hoy sigue comercializándola. Existe una antecesora similar de 1877, la Tripolina, un asiento plegable de campaña con estructura de madera y cubierta de lona patentada por un constructor inglés, de la que se dice plagiaron el diseño, aunque los autores del BKF siempre negaron rotundamente conocerla. No obstante la firma Knoll perdió en 1951 un pleito por vulneración de derechos de autor, lo que hizo que en los 10 años siguientes se vendieran unos 5 millones de copias de diversos fabricantes bajo diferentes nombres. Hoy sigue siendo una de las piezas de diseño más copiadas y se puede encontrar en materiales, texturas y colores muy diferentes.
Este icono del modernismo es una de las sillas más reconocidas del Siglo XX y actualmente forma parte de la colección del MOMA de Nueva York.
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Vía: pinterest.com