La Silla Hormiga fue diseñada por el arquitecto y diseñador danés Arne Jacobsen en 1951 para el ayuntamiento de Rodrove, pero se dio a conocer realmente cuando en 1952 la empresa farmacéutica danesa Novo Nordisk las encargó para sus cafeterías.
La silla Hormiga (Ant en inglés), denominada así por su característica forma, que emula a una hormiga con la cabeza levantada, destaca por su especial combinación entre estabilidad, ligereza, facilidad de tranporte (es una silla apilable) y por la posibilidad de mover los pies sin chocarse con las patas.
Originalmente se encargaron 300 unidades, fabricadas por la empresa danesa Fritz Hansen a base de tableros de madera laminada pintada de negro, así como patas de plástico. Curiosamente el propio Arne Jacobsen se ofreció a comprar los ejemplares que no se vendieran para convencer a la firma de que los fabricara, pues no estaba muy convencida de su éxito.
Obviamente la firma se equivocó y la Silla Hormiga se volvió tremendamente popular. Tanto, que acabó producjéndose en serie años más tarde, momento en el cual se sustituyeron las patas de plástico por unas de acero tubular, se añadió una versión de 4 patas y se fabricó en distintos contrachapados de haya, arce y roble, así como en diversos acabados, colores y tamaños.
La silla Hormiga está moldeada a base de 9 capas de madera entre las que se intercala algodón hindú, formando una única pieza entre asiento y respaldo y consiguiendo un diseño ergonómico, cómodo y confortable gracias a la ligera flexibilidad de su respaldo, haciendo además más sencilla su fabricación. Las patas van unidas a la silla con tacos de goma, lo que facilita el montaje.
A día de hoy sigue utilizándose muchísimo en decoración de interiores, especialmente en despachos domésticos o zonas de estudio, en cocinas con office de estilo contemporáneo y en comedores ligeros.
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Vía: pinterest.com