¿Te has parado a planificar antes de ponerte a reformar tu casa?
La mayoría de las reformas suelen implicar retrasos, disgustos y subidas de coste en obra. ¡Que levante la mano el que no las haya sufrido!
Esto, en general, se produce por una falta de planificación. Por tanto, recuerda, la primera máxima para evitar pesadillas es “antes de reformar, planificar”.
Normalmente empezamos las obras con una idea vaga de lo que queremos hacer…
… Pero ¿sabes exactamente los materiales que vas a elegir al final? ¿y cuántos puntos de luz vas a poner, sencillos, conmutados o de cruce? ¿Cuántos apliques y dónde, qué interiores de armarios, qué tiradores quieres para las puertas?
¿Te has planteado esto antes de ponerte a reformar y tirar tabiques como si no hubiera un mañana?
Si uno se enfrenta al reto de hacer una reforma integral lo primero que debe hacer es planificarla, lo que suele conllevar varias fases.
a) Primero deberá medir bien la casa y hacer un plano.
b) Después, analizar el espacio, ver lo que se puede o no tirar a la hora de reformar, y estudiar nuestras necesidades.
c) A continuación deberás decidir la distribución (y acotarla en el plano).
d) En base a ella, haremos el estudio de iluminación y lo plasmaremos en un plano de electricidad.
e) Una vez hecho esto, seleccionaremos de forma concreta todos los materiales que necesitaremos a la hora de reformar la vivienda (pavimentos, revestimientos de baño y cocina, modelos de sanitarios y grifería, techos (de escayola, de pladur, falsos techos, dónde, de qué tipo -curvos, rectos, etc.), luminarias empotradas, modelo de aparatos de acondicionamiento térmico, carpintería (puertas, ventanas, rodapiés), pintura, mecanismos eléctricos u otras decoraciones.
f) Y finalmente lo representaremos todo gráficamente para hacernos una idea de cómo puede quedar.
g) Sólo entonces, con el plano, materiales y el proyecto en la mano, es cuando deberás solicitar presupuestos de reforma, para comparar peras con peras y tener todo bien atado.
h) Y por fin, ya solo quedará (que no es poco) seleccionar al equipo adecuado para la obra y supervisar la reforma para que los trabajos se adecúen al proyecto.
¿Cómplicado? Pues sí, no te lo vamos a negar.
Si no te ves capaz de hacer todo esto o no tienes tiempo, te aconsejamos contratar a un interiorista para hacerte el proyecto.
Aunque lo creas un gasto, será una inversión: al final ganarás tiempo, ahorrarás dinero y berrinches y tu casa se revalorizará muy por encima de lo que hayas gastado.
No obstante, si prefieres hacerlo tú y ahorrarte ese coste tendrás que aprender a hacerlo.
Para ello, te encantarán nuestros cursos de diseño de interiores online, en los que aprenderás a realizar proyectos tal como lo hacemos los interioristas y a representar de forma real los planos de tu vivienda sin necesidad de ordenador (o con ayuda de él) comprendiendo el espacio y aprovechándolo al máximo.
Vía: pinterest.com