Comenzamos una nueva serie para los jueves y lo hacemos con interiores originales ubicados y decorados en construcciones fuera de lo común. Iglesias, cuevas, iglús… una forma diferente de vivir que os iremos desgranando a lo largo de algunas semanas.
En este primer capítulo de la serie vamos a centrarnos en uno de los más clásicos y comunes (por decir algo ;-): las iglesias reconvertidas en viviendas. Parroquias, pequeñas iglesias de pueblo e interiores casi catedralicios se transforman en curiosos lofts con una personalidad única.
Desde luego, originales son un rato y quien se decide por una de ellas ciertamente no suele ser amigo de seguir los cauces establecidos, pudiendo encuadrarse en lo que los americanos llaman “cool interiors”. Y es que una cosa es segura: este tipo de interiores resultan espectaculares y desde luego no dejarán a nadie indiferente, ya seas cristiano o ateo.
Basta imaginarse una invitación a tomar un café en el salón mientras se admiran las coloridas vidrieras o cómo una górgola con colmillos salientes te mira con cara de pocos amigos a través del ventanal para convertir esa invitación en toda una experiencia.
La transformación de una iglesia en vivienda puede resultar muy chic, pero no es sencilla. Sus inmensos espacios y el necesario respeto a sus elementos estructurales más característicos y artísticos hace que no sea fácil ni la distribución de espacios (¿cómo tabicar?), ni la instalación eléctrica (¿cómo iluminar bien todas las estancias?) ni la climatización (¿cómo calentar tantos metros en altura sabiendo que el calor sube hacia arriba?) además de otras cuestiones cómo ¿dónde ubicar la salida de humos para la cocina? ¿cómo incorporar el aire acondicionado? ¿cómo abrir los ventanales para ventilar cada día o cómo limpiarlos cada semana?…
Lo cierto es que para sortear todas estas dificultades, normalmente estos interiores originales suelen ubicarse en iglesias más o menos modernas sin realizar mucha intervención: Nada de tabiques, mejor espacios abiertos tipo loft. ¿El aire acondicionado? Prescindimos de él, pues el grosor de sus muros ya protege del calor. En la cocina, mejor olvidarnos de la campana, ya se ventilarán los humos y olores por sí solos entre tanto espacio; y si no, pues comemos fuera 😉
En resumen, una opción diferente, especial, particular, complicada, espectacular y muy, muy personal de vivir, no apta para todos los públicos. ¿Y tú, qué opinas? ¿Te verías viviendo en una de ellas?
Vía: pinterest.com