¿Eres un fan de Mies Van der Rohe? ¿O quizás adoras su obra más característica, el sillón Barcelona? Hoy te enseñamos un montón de ejemplos para decorar salones con esta pieza.
Los que nos seguís los fines de semana ya sabréis que los dedicamos a nuestro Rincón de la fama particular: los sábados a arquitectos o diseñadores famosos y los domingos a los clásicos del diseño. Sin embargo, a veces nos gusta enfocarnos en una pieza particular y mostrar todas sus posibilidades en decoración de interiores. Así que, al igual que hicimos hace poco con la silla Butterfly, en este caso tomamos una de las piezas más aclamadas, representativas y reconocidas del siglo XX: el sillón Barcelona.
Si bien en el post correspondiente tienes su historia, en este caso queremos centrarnos en la aplicación práctica en la decoración de salones, ya que es fundamentalmente en esta estancia donde el sillón brilla particularmente.
A pares
La característica principal del uso de esta pieza en la decoración de salones es que la mayoría de las veces se utiliza en pareja. Al no tener brazos, queda especialmente bien colocarlo de dos en dos, en ángulo recto junto al sofá (que deberá ser de 3 plazas para que el conjunto destaque), y manteniendo una cierta separación entre ambas. Esto le da al salón un toque muy contemporáneo a la vez que cierra en L la zona de estar.
Con su otomana
Sabéis que esta pieza viene a juego con una otomana o reposapies, por lo que en muchas ocasiones se utilizan ambas. En la decoración del salón, normalmente se utiliza al otro lado del sofá, enfrente de los sillones, haciendo las veces de puff, marcando y cerrando la zona de estar en forma de U.
Si en cambio el sillón se utiliza solo, la otomana suele colocarse justos a sus pies, imitando la estética y funcionalidad de una chaise longue.
¿De qué color?
A diferencia de otras piezas clásicas, no es habitual ver este icono del siglo XX en tonos vivos o coloridos. Negros, blancos y arenas son los más habituales en la decoración de salones, quizás para mantener su elegancia y sobriedad característica.
Por otro lado, lo habitual es que contraste al menos un poco con el color del sofá, sobre todo si va “en L”. Es decir, si éste es de tonos arena, mejor emplear el blanco o el marrón oscuro en el sillón Barcelona. Si el sofá es blanco, tirar a arenas o negros, etc. De este modo destacarán a la vista y romperán la monotonía de color del salón. Si en cambio van frente al sofá, sí es interesante colocarlos de un tono similar.
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¿Qué, te animas? Si aún lo dudas, aquí te dejamos 30 ejemplos para tu inspiración.
Vía: pinterest.com