Con la llegada del invierno y la bajada de las temperaturas, el dormitorio se convierte en un refugio cálido y acogedor, y entre los elementos clave para lograr ese confort está el edredón nórdico.
Una pieza fundamental que no solo abriga, sino que también aporta estilo y elegancia a la cama, convirtiéndose en un complemento esencial en la decoración de esta estancia.
Sin embargo, no todos los nórdicos son iguales: existen diferentes tipos de relleno, gramajes, medidas y materiales de funda que pueden marcar una gran diferencia en el descanso y la sensación térmica.
Así que hoy en este post te contaremos todo lo que necesitas saber para elegir el nórdico perfecto según tus necesidades, el tipo de cama y tu estilo decorativo.
1. Qué es un nórdico y por qué elegirlo
El edredón nórdico (denominado simplemente “nórdico” en el lenguaje común) es una pieza de ropa de cama rellena con materiales naturales o sintéticos, diseñada para proporcionar calor sin necesidad de mantas adicionales.
A diferencia de las colchas o mantas tradicionales, el nórdico va metido en una funda extraíble, lo que facilita su lavado y permite renovar su aspecto según la temporada o el estilo decorativo del dormitorio.

Esta funda suele ir cerrada por el extremo con botones o corchetes, aunque también es posible encontrarla con cremallera o con lazos.
En cualquier caso, el éxito del nórdico en la actualidad se debe a tres grandes ventajas:
- Ligereza: abrigan sin aportar peso excesivo.
- Comodidad: se hacen las camas más rápido, ya que basta una sábana bajera por debajo
- Versatilidad estética: se pueden cambiar las fundas fácilmente para renovar el ambiente
Además, tienen la virtud de “esponjar” la cama, lo que lo convierte en una base perfecta para los elementos decorativos que vayan por encima, como cojines, colchas, mantas o plaids.
2. Tipos de relleno: natural vs. sintético
El relleno es el corazón del nórdico, y su elección determinará tanto el grado de calor como la sensación de confort.
En este sentido, existen dos grandes familias de rellenos nórdicos: los naturales y los sintéticos.
Rellenos naturales
Los nórdicos naturales son los más valorados por su capacidad térmica y transpirabilidad. Su precio suele ser más alto, pero también lo es su durabilidad.
- Pluma y plumón
El plumón (la parte más ligera y esponjosa de las aves acuáticas, generalmente oca o pato) es el material natural más apreciado: aporta máxima calidez con mínimo peso, y una excelente regulación térmica.
La pluma, por su parte, es algo más pesada y menos aislante, pero más económica.
Lo ideal es buscar nórdicos con mayor porcentaje de plumón (por ejemplo, 90% plumón y 10% pluma) y un “fill power” o “poder de hinchado” alto (a partir de 600 cuin, que es su medida, se considera de muy buena calidad).

- Algodón y lana virgen o de merino
Menos habitual pero muy confortable, la lana ofrece una sensación de calor seco y es ideal para personas frioleras o habitaciones poco calefactadas.
Además, es naturalmente hipoalergénica y regula bien la humedad.

- Seda natural
Una opción de lujo, ligera y con excelente capacidad para mantener una temperatura equilibrada. Ideal para quienes buscan un nórdico de transición entre estaciones o viven en zonas templadas.
Rellenos sintéticos
Son más asequibles, fáciles de mantener y una excelente alternativa para personas con alergias a los ácaros o a las plumas.

Entre los materiales más habituales podrás encontrar:
- Fibra hueca siliconada
Es la más común. Se trata de un material ligero, transpirable y con buena capacidad aislante.
Su mantenimiento es sencillo, ya que se puede lavar en casa. - Microfibra o nanofibra
De tacto más suave, imita la sensación del plumón natural.
Ofrece un excelente confort a un precio más económico. - Fibra reciclada o ecológica
Cada vez más marcas incorporan rellenos de poliéster reciclado (como Repreve o Eco2) sin perder propiedades térmicas, una opción sostenible y responsable con el medio ambiente.
3. Gramaje y nivel térmico: el punto clave
El gramaje se refiere a la cantidad de relleno por metro cuadrado (g/m²) y determina el grado de abrigo del nórdico.
¡Pero ojo! No siempre más gramaje significa más confort: depende también del tipo de material y del clima de la habitación.
A modo orientativo:
- 150-250 g/m²: ideal para entretiempo o dormitorios con calefacción constante.
- 300-400 g/m²: perfecto para el invierno en la mayoría de climas templados.
- Más de 400 g/m²: para zonas muy frías o habitaciones sin calefacción.
Algunos fabricantes clasifican sus productos por niveles térmicos (de 1 a 4, por ejemplo) o incluso ofrecen sistemas combinables: dos nórdicos de distinto gramaje que pueden unirse con corchetes o botones formando un solo nórdico en apariencia.
Esta última opción, comúnmente denominada “4 estaciones” es práctica y económica, ya que se adapta a todo el año, pues puedes dejar el nórdico fresco o más fino en verano, meter ambos en el invierno o utilizar uno u otro en primavera y otoño, según el clima… o lo friolero que seas 🙂

4. Medidas según el tipo de cama
Elegir la medida correcta es esencial para que el nórdico cubra adecuadamente los laterales y los pies de la cama, sin quedar corto ni excesivamente largo.
Para orientarte, una guía aproximativa de medidas estándar podría ser ésta:
Tipo de cama | Medida del colchón (cm) | Medida recomendada del nórdico (cm) |
Cama individual | 90 x 190 | 150 x 220 |
Cama individual grande | 105 x 190 | 180 x 220 |
Cama doble | 135 x 190 | 220 x 220 |
Cama doble grande | 150 x 200 | 240 x 220 |
Cama king size | 180 x 200 | 260 x 240 |
No obstante, la elección también va a depender de la altura de la cama (base + colchón), pues según lo que ésta suba, igual tienes que elegir una medida superior para que no quede “rabicorto” (ten en cuenta que, al igual que con las cortinas, un poco de arrastre por las esquinas queda bien).

¡Y un consejo! También deberás optar por una talla superior si duermes con alguien que tira mucho del nórdico o te despertarás en medio de la noche sin nada cubierto 😉
5. Fundas nórdicas: materiales, estilos y tendencias
La funda nórdica no solo protege el relleno, sino que también marca el estilo visual del dormitorio. Por eso su elección debe equilibrar funcionalidad, confort y estética.
Al ser una gran masa de color, lo ideal es optar por un tono neutro (de la gama de los blancos, crudos, beiges o grises) y jugar con el color en los complementos (cojines, plaid de cama, colcha decorativa, etc.), o bien dejarlos en el mismo tono para una estética más relajante.

No obstante, si quieres imprimir color al dormitorio, puedes optar por un nórdico de color y en ese caso, optar por complementos textiles más neutros con un toque del mismo tono en algún patrón.

En cuanto a los materiales, según el estilo decorativo que elijas optarás también por uno u otro. Aquí tienes unas claves para ambos:
Materiales más comunes en fundas nórdicas
- Algodón 100%
Transpirable, natural y duradero. Si tiene un alto número de hilos (a partir de 200 hilos), ofrece un tacto más suave y resistente al lavado. - Percal de algodón
Tejido fino y fresco, de acabado mate. Ideal para quienes buscan un tacto ligero y de calidad hotelera. - Sátén de algodón
Más suave y brillante, aporta un aspecto lujoso. Su tacto sedoso es muy agradable en invierno. - Microfibra o poliéster
Económico y de fácil planchado. Ideal para segundas residencias o quienes buscan bajo mantenimiento. - Lino lavado
Perfecto para estilos nórdicos, mediterráneos o boho. Aunque puede arrugarse con facilidad, su textura natural aporta elegancia relajada y es termorregulador.

Un nórdico para cada estilo
- Estilo nórdico o escandinavo
Colores neutros (blancos, grises, beige), texturas naturales y diseños minimalistas. Aporta calma y luminosidad. - Estilo contemporáneo
Fundas lisas con detalles de ribetes o costuras visibles, en tonos sobrios como azul petróleo, gris antracita o arena. - Estilo romántico
Estampados florales, tejidos suaves como el satén y colores empolvados (rosa, lavanda, marfil). - Estilo natural y ecológico
Materiales orgánicos (algodón orgánico, lino sin tratar) y tintes naturales. Una tendencia en alza entre quienes priorizan la sostenibilidad. - Estilo boho chic
Tonos tierra, estampados étnicos y fundas de lino o algodón lavado. Combínalo con mantas y cojines de texturas artesanales.

6. Mantenimiento y cuidado del nórdico
Por supuesto, no podemos olvidarnos de un buen mantenimiento para alargar la vida útil del nórdico y mantener su capacidad térmica.
Te aportamos las claves básicas para cuidar tu nórdico y que dure muchos años:
Para el relleno
- Lavar con poca frecuencia: salvo los sintéticos, la mayoría de los naturales solo requieren limpieza profesional cada 2-3 años.
- Guardar correctamente en temporada: mételos en una bolsa de algodón o de tela transpirable, nunca en plástico.
- Airear regularmente: sacudirlo o dejarlo ventilar al sol al menos una vez al mes.
Para la funda
- Lávala cada 1-2 semanas, como una sábana.
- Evita los suavizantes en exceso (pueden dañar las fibras naturales).
- Plánchala si se desea un acabado liso, especialmente en lino o algodón percal.
7. Cómo combinar el nórdico en la decoración del dormitorio
Como comentamos antes, más allá de su función térmica, el nórdico es un elemento central en la estética del dormitorio. Así que aquí van algunos tips rápidos de interiorismo:
- Juega con las capas: combina el nórdico con una colcha ligera doblada a los pies de la cama o una manta de lana para dar profundidad visual.
- Cojines y plaids: aportan textura y color; coordínalos con la funda nórdica para un conjunto armónico. Si tu estilo es minimalista, coloca sólo dos (uno por almohada), si te va más el shabby chic o el boho, úsalos sin medida 😊
- Apuesta por la armonía cromática: tonos neutros para sensación de amplitud o colores oscuros para un ambiente cálido e íntimo.
- Materiales naturales: algodón, lino o lana siempre aportan sensación de confort visual.

También puedes optar por nórdicos decorativos en sí mismos (bien sea por el patrón o diseño que utilicen, bien por el color o los accesorios, como ribetes, etc.), especialmente si tienes un estilo más informal

Otra opción es poner el foco o darle color en una colcha que le pongas por encima, ya que normalmente suele haber más variedad en cuanto a tonos y texturas.

¡Y atención a esto! Si es la primera vez que lo usas y estabas habituado a las colchas tradicionales, ten en cuenta que el nórdico nunca se coloca por encima de las almohadas, sino por debajo o por fuera.
Es decir, puedes optar por dejar el extremo del nórdico por debajo de las almohadas o darle la vuelta para crear un pequeño embozo (que puede quedar visto como tal o, si eres de los que prefiere colocar una sábana encimera, por debajo del embozo de ésta).


8. Sostenibilidad y nuevas tendencias
En un mundo como el nuestro no podíamos dejar de lado este apartado, ya que cada vez más consumidores valoran la procedencia de los materiales y el impacto ambiental de los productos que compran.
En el caso de los nórdicos, esta tendencia se traduce en lo siguiente:
- Uso de rellenos reciclados o de origen responsable, con certificaciones como RDS (Responsible Down Standard) para el plumón o OEKO-TEX para los tejidos.
- Producción local o europea, que garantiza trazabilidad y reduce la huella de carbono.
- Materiales naturales sin tratamientos químicos agresivos, especialmente importantes en personas con piel sensible.
9. Conclusión: elegir bien es invertir en descanso
Un buen nórdico no es solo una prenda de abrigo: es una inversión en confort, descanso y bienestar.

Elegir el modelo adecuado implica tener en cuenta el tipo de relleno, el gramaje, las dimensiones y la funda, pero también el estilo de vida, el clima y las preferencias personales.
En resumen, el nórdico ideal es aquel que consigue ese equilibrio perfecto entre ligereza, calidez y estética, convirtiendo tu dormitorio en un espacio acogedor donde disfrutar del invierno con la máxima comodidad.
¡Pon un nórdico en tu vida y dirás adiós para siempre a las mantas!