Se acabaron las fiestas navideñas y con ellas toca retirar la decoración típica de estas fechas que tanto alegra la casa con sus luces, colores y un sinfín de adornos.
Sin embargo, una vez retirados, no quiere decir que nuestra casa haya de quedarse sin decoración, todo lo contrario. Más que nunca tenemos que mantener viva la alegría en la casa, ya que será permanente a lo largo de todo el año.
En el que es nuestro primer post del año queremos mostraros las posibilidades que ofrecen las flores en la decoración de interiores. Estaréis de acuerdo en que con su frescura y colorido son capaces de resaltar cualquier espacio.
Sin embargo, si optamos por flores naturales, en poco tiempo veremos cómo se van marchitando y tendremos un resultado triste y decadente.
Para evitarlo tendremos que cambiarlas a menudo, con el consiguiente coste que conlleva, o bien decantarnos por otras opciones como son las flores secas, artificiales, liofilizadas o preservadas.
Y os preguntaréis ¿cuáles son las diferencias entre todas ellas?
A continuación os detallamos las características de cada una de ellas, con el fin de que podáis valorar la mejor opción según vuestros gustos o necesidades.
Flores artificiales
Para aquellos que no tienen tiempo para hacerse cargo del mantenimiento de las plantas naturales, no se les da bien y acaban estropeándolas, ya sea por falta de agua o por exceso, o sencillamente no tienen ganas de centrarse en esta tarea; siempre podrán hacerse con un buen centro de mesa de flores artificiales o una planta artificial para llenar de verde su casa.
A día de hoy existen una gran variedad de marcas que logran emular el efecto visual (y en muchas ocasiones táctil) de las flores naturales. Es cierto que con las grandes plantas no está tan logrado, pero todo es cuestión de tiempo.
La única pega es que suelen tener un precio elevado, pero a la larga se verá compensado. Sólo hay que hacer los cálculos para comprobar que cambiando un ramo de flores naturales cada semana el gasto sería mucho mayor. Las flores artificiales son prácticamente para toda la vida.
Flores secas
Se les extraen el agua, ya sea en secaderos, prensadas o simplemente dejándolas sin agua durante un periodo de tiempo suficiente, que dependerá del tipo de flor.
Cuando éstas ya están secas, pueden ser teñidas y fijadas para devolverles parte de su imagen original.
Una vez secas, son extremadamente delicadas y frágiles, las ramas se quiebran fácilmente y los pétalos acaban desprendiéndose, por lo que no se puede decir que sean muy duraderas.
Flores liofilizadas
En muchas ocasiones son confundidas con las secas, pero este tipo de flores son sometidas a un proceso que nada tienen que ver con el anteriormente comentado.
Con este método se consigue estabilizar las flores mediante un tratamiento de congelación y extracción del agua mediante sublimación. Se trata de transformar el agua que acumula la flor del estado líquido al estado gaseoso evitando su cristalización. Posteriormente se someten a un tratamiento con sílices y tintes naturales.
Flores preservadas
Se trata de flores 100% naturales que han sido sometidas a un proceso de preservación que consigue mantener, sin la ayuda de luz y agua, la frescura y elegancia que las caracteriza.
Mediante un producto líquido preservante compuesto de elementos vegetales y glicerina, que sustituye a la savia y agua de la flor, se mantiene la imagen estática durante meses, prácticamente sin necesidad de mantenimiento.
Este proceso se lleva a cabo en el momento en que las flores se encuentran en el momento de mayor esplendor.
En definitiva, es también un proceso de secado, pero mucho más sofisticado.
Y hasta aquí nuestro post dedicado a las flores artificiales, secas, preservadas y liofilizadas. Diferentes tipologías y aspectos y todas perfectas para decorar cualquier rincón de la casa. Y a vosotros ¿cuál os gusta más?
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Vía: pinterest.com