A la hora de hacer una reforma, una de las dudas más habituales es elegir entre una instalación de agua caliente eléctrica o de gas natural, pero lo cierto es que los calentadores eléctricos de agua sanitaria cada día tienen más adeptos.
Un calentador, boiler o termo eléctrico en realidad no es más que un depósito de agua de distintas capacidades que calienta el agua mediante una resistencia eléctrica.
Este sistema de agua caliente tiene ventajas importantes frente a otros, así que, si estás planteándote una obra en casa y andas con dudas, en este artículo vamos a plantearte varios consejos para optar por un termo eléctrico y qué tienes que tener en cuenta para elegir el adecuado.
Ventajas de los Calentadores Eléctricos
Entre las ventajas principales para optar por un termo eléctrico encontramos las siguientes:
1. Eficiencia energética
Los calentadores eléctricos convierten casi toda la electricidad que consumen en calor, lo que los hace muy eficientes.
No hay pérdidas importantes de energía durante el proceso de conversión, a diferencia de otros métodos de calefacción como las calderas de gas, donde parte de la energía se pierde en forma de gases de combustión.
De hecho, si vives en Europa, la normativa prohíbe ya instalar calderas de gas a partir de 2026 en vivienda nueva (eliminando toda subvención ya desde 2024) y deberán quedar totalmente eliminadas en todas las viviendas para 2035, así que, aunque parece que aún queda lejos, este sistema tiene fecha de caducidad.
2. Fácil instalación
La instalación de un calentador eléctrico es sencilla y no requiere de conductos especiales ni ventilaciones de ningún tipo. Basta con un enchufe (y su correspondiente línea al contador principal), una conexión para agua fría y otra caliente y listo.
Los termos pueden instalarse en horizontal, en vertical o multiposición (de los que valen tanto para una como para otra).
Tampoco requiere tubos de extracción al exterior, como sucede con las calderas de gas, por lo que se pueden instalar en cualquier parte de la casa, aunque lo más conveniente es hacerlo cerca de donde vayamos a usar más el agua caliente (normalmente baño o cocina)
Todo ello se traduce en unos menores costes de instalación en obra y una instalación mucho más rápida, fácil y menos invasiva en el espacio.
3. Control de temperatura
Los calentadores eléctricos suelen contar con termostatos y sistemas de control que permiten ajustar la temperatura.
Esto no sólo es cómodo, sino que también contribuye a un uso más eficiente de la energía: por ejemplo, puedes optar por calentar el agua a 40 grados en lugar de a 60, suficiente para sentir la ducha caliente, ahorrando de paso consumo energético.
4. Seguridad
Los termos eléctricos modernos están diseñados con diversos mecanismos de seguridad, como protecciones contra sobrecalentamiento y apagado automático en caso de que exista algún problema.
De ahí que normalmente la instalación destine un interruptor exclusivo para el calentador en el cuadro eléctrico, como también suele pasar con la vitro o el horno.
Además, al no haber combustión de gases, se eliminan riesgos asociados como las fugas de gas o la producción de monóxido de carbono.
De esta forma, accidentes como los que de vez en cuando ocurren con las calderas, en este caso no son factibles.
5. Bajo mantenimiento
A diferencia de otros sistemas que requieren un mantenimiento regular, como la limpieza de conductos o la revisión de calderas, los termos eléctricos requieren muy poco mantenimiento, por lo que no hay que dedicarle prácticamente atención.
Esto se traduce en un ahorro de tiempo y dinero a largo plazo.
6. Ahorro y economía
Además de reducir muchísimo los costes de instalación en obra, evitando llevar conductos por toda la casa, los calentadores eléctricos conllevan un ahorro también en el día a día.
Para empezar, al ir conectados a la corriente eléctrica, puedes adquirir un enchufe inteligente por unos 20€, conectarlo al móvil y programarlo para que funcione durante 2 ó 3 horas de madrugada con el fin de ahorrar costes de luz, en lugar de tenerlo encendido todo el día.
Además, si para cocinar usas vitro o inducción, no necesitarás darte de alta en el gas, por lo que sólo contarás con una factura mensual y por tanto un solo coste fijo al mes, que a la larga se nota.
Por último, a diferencia de las calderas de gas, tampoco existe normativa que obligue a revisar el termo por un experto de forma periódica, por lo que nos ahorraremos ese coste de servicio.
Consejos para elegir el calentador más adecuado
Una vez vistas las ventajas, vamos ahora con los principales consejos para usar un boiler eléctrico que tendrás que tener en cuenta antes de comprar tu calentador, ya que con tantas opciones disponibles en el mercado, puede ser difícil decidir cuál es el más adecuado para tus necesidades específicas. ¡Vamos allá!
1. Evalúa tus necesidades
El primer paso es considerar el número de personas que viven en casa y el espacio que tienes a disposición.
Suele considerarse que las necesidades de agua diaria por persona está en los 28 litros, por lo que para 2-3 personas puede ser suficiente con un termo de 75 litros. Si vives solo, con uno de 50l te bastará y sobrará, y si convivís de 4 para adelante, mejor optar por un calentador con capacidad superior a 100l, o correrás el riesgo de que el último que se duche se quedará sin agua caliente.
El espacio también es importante, porque obviamente el volumen de agua condicionará el del dispositivo.
Si tienes falso techo con espacio superior suficiente, una opción muy común es colocarlo en horizontal encima del falso techo con una trampilla o techo registrable para acceder a él. De esta forma lo alejas de la vista y no ocupa espacio “práctico”.
Otra opción si estás haciendo obra es crear un hueco junto a la ducha o lavabo para colocar en la parte inferior la lavadora y el termo encima. Cubriendo ese hueco con venecianas o estores, lo dejarás escondido de la vista cuando te convenga.
Por último, también se ven mucho en la cocina, aunque no es un sitio que recomendemos porque estéticamente consume mucho espacio. A menos que vaya dentro de una columna o despensa, si optas por colocarlo en un mueble superior te quedará mal, pues los tubos inferiores de distribución de agua tenderán a verse sí o sí.
Otra idea interesante es colocarlo a la vista en zonas altas en posición horizontal, así ocupa un espacio que normalmente está desaprovechado, aunque para ello habrá que elegir un modelo elegante para que no agobie.
No obstante, si tu espacio no da para más (por ejemplo en una segunda vivienda de playa con el tamaño justo) igual no queda otra que colocar uno de 50l aunque se duchen 4 personas. En ese caso, habrá que hacer turnos 🙂
2. Ten en cuenta la eficiencia energética
Lo ideal es que busques calentadores con reguladores de temperatura para ajustarla a tus necesidades, sino que también ayuda a conservar energía al evitar el sobrecalentamiento.
No obstante, hoy en día cualquier calentador que se precie viene con la opción de regular la temperatura del agua (normalmente de forma digital), por lo que en este sentido no será necesario preocuparte demasiado.
Por su parte, los temporizadores te permiten programar el calentador para que se encienda y apague automáticamente, optimizando el uso de energía y asegurando que el espacio esté caliente solo cuando sea necesario.
No obstante, como opción económica, siempre puedes optar por la solución “casera” mencionada antes: un enchufe inteligente para poder programarlo desde el móvil y listo.
Un buen aislamiento térmico también es interesante para que guarde el calor del agua el mayor tiempo posible una vez llega a la temperatura máxima.
Finalmente, es conveniente que verifiques si el termo tiene certificaciones de eficiencia energética y qué grado de consumo tiene, pues garantizan que el dispositivo cumple ciertos estándares de ahorro de energía.
También conviene que eches un vistazo a la garantía para saber cuántos años ofrece el fabricante además de los que por normativa sean obligatorios.
3. Prioriza la seguridad
Asegúrate de que el termo cuente con sistemas de seguridad como protección contra sobrecalentamiento y apagado automático en caso de avería. Estas características ayudan a prevenir accidentes y garantizar un uso seguro.
Por otro lado, aunque antes hemos mencionado que se puede colocar en cualquier zona de la casa, sí hay que evitar en lo posible ubicarlo cerca de materiales inflamables y asegurarnos de que haya suficiente espacio alrededor del termo para que tenga una mínima ventilación y para que se pueda manipular cómodamente.
4. Evalúa el nivel de ruido
Algunos termos pueden ser bastante ruidosos, lo que puede resultar molesto en algunos ambientes, como en el salón o en los dormitorios.
Si el nivel de ruido es algo importante para ti, investiga sobre esta característica a la hora de adquirir el más adecuado.
O si lo prefieres, mételo en un armario para que el sonido quede algo más mitigado.
5. Facilidad de uso y mantenimiento
Los controles y pantallas digitales claros e intuitivos facilitan el ajuste y modificación de la temperatura, así que no te compliques: recuerda que cuanto menos complejo resulte su manejo, más cómodo será en el día a día.
Por otro lado, como hemos visto antes, los calentadores eléctricos tienen menos requisitos de mantenimiento en comparación con los sistemas de caldera de gas.
Por eso, en general no tendrás problema con esto, pero conviene echar un vistazo al manual de instrucciones y leer los consejos específicos de limpieza y mantenimiento para alargar su vida o evitar averías.
6. Diseño y estética
El diseño del calentador también puede ser un factor importante, especialmente si buscas que se integre en el estilo de la decoración de tu hogar.
Normalmente lo ideal es que pase lo más desapercibido posible, pues no es un objeto decorativo. Quizá por eso la mayoría suelen ser cilíndricos de color blanco, el color más “neutro” en decoración.
La opción más común es “encerrarlo” en un armario o en un hueco de obra que puedas tapar con una puerta o, mejor, con un estor o cortina. Así no tendrás que elegir en base al diseño y podrás hacerlo por sus características técnicas.
No obstante, si va a quedar a la vista, puedes optar por opciones más contemporáneas, como calentadores altos, alargados y estrechos (elegantes y estilizados) o termos con formatos rectangulares ligeramente redondeados en las esquinas.
O puedes hasta “decorarlo” o tunearlo con adhesivos o elegir un color fuera de lo habitual ¡Investiga, elige el que más te guste y sé creativo!
7. Presupuesto
Nuestra recomendación es que no elijas por defecto el más barato. Un calentador más caro pero más eficiente puede resultar más económico a largo plazo debido a su menor consumo de energía o mayor duración en el tiempo.
Considera por tanto no solo el precio inicial del calentador sino los gastos totales que pueda conllevar a largo plazo.
Igualmente, investiga si algunas características opcionales pueden ser especialmente interesantes para ti aunque salgan un poco más caras, pues te facilitarán el día a día.
Por ejemplo, algunos termos controlan la proliferación bacteriana para evitar la legionela (una bacteria que afecta a los pulmones y que suele aparecer en los sistemas de producción y distribución de agua caliente).
También existen termos con función ecológica, autodiagnóstico, anti secado, anticongelante, anti quemaduras, etc. adaptables a un tipo de vivienda u otro, una zona del planeta u otra.
O por el contrario, si vas justo, puedes prescindir de opciones que igual no necesitas en el día a día y te encarecerán el producto, optando por uno básico.
En resumen…
Elegir el calentador eléctrico adecuado implica dedicarle un cierto tiempo a evaluar tus necesidades específicas, el espacio donde colocarlo, la eficiencia energética, los sistemas de seguridad y otros factores importantes como el nivel de ruido y el diseño.
No obstante, una vez elegido suele durar muchos años, por lo que es un tiempo que merece la pena invertir para que el termo nos acompañe día a día durante mucho tiempo.
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