Aunque esto de utilizar anglicismos para definir cualquier tendencia de estilo de vida se está convirtiendo casi en una costumbre, lo cierto es que a estas alturas de la película el Home Staging es ya todo un clásico, pues en la última década ha ido ganando adeptos en la venta o alquiler de viviendas.
En realidad, a su expansión en España algo ayudó el estallido de la burbuja inmobiliaria, pues durante varios años la oferta de pisos en venta o alquiler creció de forma exponencial al tiempo que compradores e inquilinos desaparecían del mapa, lo que hizo que la única forma de cerrar un trato fuera diferenciándose de la competencia y mostrando pisos más atractivos que entraran por los ojos.
Y es que todos los que hemos buscado piso alguna vez nos hemos encontrado con ciertas sorpresas por parte de los propietarios a la hora de enseñar sus casas: pisos completamente desordenados, camas sin hacer, baños sin limpiar con tapa de inodoro abierta incluida, muebles como sacados del baúl de los recuerdos, fotitos de familia y estampitas colocadas por doquier… Y así es imposible.
Una de las máximas que debe tener en cuenta todo propietario que desee alquilar su casa es “para vender o alquilar un piso el comprador o inquilino debe verse en él“. Debe sentirlo como su futura casa, y para ello hay que seguir una serie de pautas que evitarán que se alejen como alma que lleva el diablo apenas crucen la puerta.
Veamos las claves de esta técnica para todos aquellos que aún no la conozcáis o tengáis un piso listo para vender o alquilar.
¿Qué es el Home Staging?
El término fue acuñado por primera vez en EEUU por la americana Bárbara Schwarz en 1970 y podría traducirse del idioma inglés como “Puesta en escena inmobiliaria”.
En esencia, consiste en aplicar una serie de técnicas a un inmueble con el objetivo de prepararlo, optimizarlo visualmente y revalorizarlo para alquilarlo o venderlo a mejor precio y/o más rápidamente.
¿Qué diferencia hay entre Home Staging y Decoración?
El Home Staging es en realidad un término bastante distinto al de “decoración”. Aunque usa sus mismos principios, el objetivo no es personalizar la vivienda y adecuarlo al gusto o estilo de sus propietarios sino precisamente lo contrario: despersonalizarlo, crear ambientes neutros y agradables que puedan adaptarse al mayor número de personas posible.
Por eso es importante entender que el Home Staging trata la vivienda como un producto y piensa en él como un objeto de oferta y demanda, eliminando todo sentimentalismo asociado a las experiencias que sus propietarios hayan vivido en ella.
¿Para qué inmuebles es válido el Home Staging?
El Home Staging sirve para todo tipo de viviendas: propias, heredadas, casas de banco, pisos comprados para alquilar… La única excepción en la que esta técnica no se puede aplicar es en aquellas viviendas que necesiten una reforma integral, ya que el Home Staging mejora lo que existente pero no oculta ni enmascara los defectos. Si los hubiera, éstos deberán repararse antes de aplicar las 5 fases de este método.
Como posible solución a los casos en los que el inmueble esté para una reforma total, si el propietario no quisiera acometer el fuerte gasto en obras que puede suponer, sí puede serle útil al menos un “HomeStaging virtual”, en el que a base de renders o infografías 3D el potencial comprador pueda hacerse una idea de cómo quedará la vivienda una vez reformada, lo que también es válido para pisos vacíos en el caso de que no se quiera gastar nada en amueblarlos.
El Home Staging tampoco surtirá los efectos buscados en aquellos inmuebles cuyo precio esté muy por encima del mercado. La aplicación de sus técnicas mejorará sin duda su apariencia, pero no conseguirá aumentar de forma extraordinaria las visitas o cerrar la venta. Para esos casos la vivienda necesita ofrecer un plus de diseño adicional (tanto en el tipo de reforma o materiales utilizados como en el tipo mobiliario escogido), lo que que escapa del ámbito del Home Staging propiamente dicho.
¿Cómo se aplica la técnica del Home Staging?
El HomeStaging no es más que la aplicación sucesiva de 5 fases (no siempre por este orden):
1. REPARAR: Tal como se ha comentado, el Home Staging no enmascara defectos, por lo que si tienes algo que arreglar, hazlo antes de aplicar el resto de técnicas. Un grifo que gotea, un desconchón en la pared, una persiana que no cierra o una puerta que no encaja son pequeñas reparaciones de las que hay que encargarse antes de seguir adelante.
2. LIMPIAR: No por obvio resulta menos evidente. Una casa sucia, con polvo en las mesas, alguna telaraña en un rincón o con las juntas de los azulejos de los baños sucias provoca una mala impresión y echa para atrás a a cualquier interesado.
3. ORDENAR Y DESPEJAR: idem de idem. Por limpia que esté la vivienda, una cama sin hacer, los trastos de los niños por el medio del salón, los platos en la encimera sin recoger o la ropa tirada sobre la silla en lugar de guardada en el armario distraerá al visitante y focalizará su atención en estos puntos, olvidándose del resto.
4. DESPERSONALIZAR: lo dicho. Las fotos de la comunión de los nietos, el crucifijo sobre la cama o el cuadro de la bisabuela en la pared o el plato de Ronda del viaje de novios de los padres son toques demasiado personales que deben eliminarse para que el comprador o inquilino pueda sentirla como su casa.
5. RESALTAR: En esta fase se trata de sacarle el máximo partido o mejorar el aspecto visual de la vivienda añadiendo algunos complementos. Por ejemplo, ropa de cama, cojines, cortinas, alfombras, una funda para el sofá si el tapizado es antiguo, un mantel que cubra esa mesa del año de maricastaña… En ocasiones también requerirá comprar alguna pieza de mobiliario nuevo, como lámparas o sillas de comedor. Y en otras se podrá reciclar lo que ya se tiene añadiendo ligeros cambios: tiradores en la cocina o los armarios, pintura neutra para las mesillas o el cabecero de cama, etc.
En fin, no en todos casos se debe pasar por la aplicación de las 5 fases. A veces ya sólo con alguna de las 4 primeras se consigue un cambio drástico. Otras veces, para resaltar, basta con cambiar algunos muebles de sitio y eliminar excesos. Y en otras ocasiones la intervención que se necesita es total. Cada vivienda es un mundo pero en esencia esas son las 5 fases que se aplican con esta técnica.
¿Y cuánto cuesta un Home Staging?
Aunque por razones obvias varía mucho según cada caso, suele decirse que el coste total del Home Staging está entre el 1-2% del precio de venta, muy inferior a las rebajas que suelen hacerse antes de cerrar la operación y que con estas técnicas se podrán evitar o minimizar. De ahí que se deba ver al Home Staging más como una inversión que como un gasto.
En cualquier caso, dependerá claramente del estado de la casa y del mobiliario existente: no es lo mismo una vivienda vacía que una llena, una cocina con azulejos blancos que otra con azulejos “setenteros”…
Por otro lado, si las técnicas del Home Staging las aplica uno mismo, el coste será exclusivamente el del arreglo de los pequeños desperfectos y el de la compra de los complementos necesarios para mejorarlo visualmente. Si en cambio se contrata a un profesional, además de lo anterior habrá que sumar sus honorarios.
¿Puedo aplicarlo yo mismo?
En teoría cualquiera podría aplicar estas técnicas sin mayor problema, sobre todo si se tiene un cierto criterio estético “de serie”. No obstante, lo ideal es contratar a un profesional, ya que los propietarios suelen estar condicionados por las experiencias vividas, por lo que pasan por alto defectos que no deberían pasar o no son capaces de apreciar cómo se ve desde fuera su propia casa.
Pero si uno es objetivo, tiene un cierto gusto y cuida los detalles, podrá conseguir resultados fantásticos y revalorizar o rentabilizar su vivienda de forma sencilla. ¡Veamos algunos ejemplos!
Vía: pinterest.com