A la hora de diseñar la cocina, normalmente ponemos toda nuestra atención en aspectos más básicos como pueden ser el color de las paredes, el material y distribución de los muebles o el diseño de las puertas. Y, sin darnos cuenta relegamos los electrodomésticos a un segundo plano.
Sin embargo, los electrodomésticos son parte esencial del diseño de cualquier cocina, tanto en su vertiente estética como funcional, para hacernos más cómodo y agradable el día a día.
A la hora de elegir los electrodomésticos más adecuados para la cocina, hay que tener en cuenta la calidad de la marca, su color o la tipología y, en algunos de ellos, la altura a la que lo queremos colocar y el espacio disponible para ello.
En este post vamos a tratar de clarificar la importancia de cada uno de los electrodomésticos de la cocina, para que puedas tomar las decisiones oportunas con total conocimiento. ¡Vamos allá!
El frigorífico
Es el electrodoméstico de mayor volumen. Por ello, requiere decidir primero la tipología, y en segundo lugar, saber cómo y dónde lo queremos.
Frigorífico convencional
El frigorífico más demandado es el denominado “combi”, que consta de dos puertas (la superior para frigorífico y la inferior para congelador) y mide en torno a los 60 cm de ancho y entre 180-200 cm de altura.
Normalmente va encastrado en una columna del lineal de la cocina con el objetivo de no desentonar estéticamente y pasar desapercibido. Por este motivo, también es habitual verlo integrado con el mismo diseño de las puertas del resto de los módulos de la cocina.
Uno de los problemas comunes en este caso, es que el frigorífico suele ser algo más estrecho y su puerta debe deslizarse sobre la del módulo que lo integra. Por eso, están surgiendo nuevos modelos de frigoríficos integrables de más anchura, a incorporar sobre módulos de 70 cm.
Si no eres fan de esta opción, también puedes dejarlos vistos. En cuyo caso, a nivel estético se recomienda la elección de un frigorífico de un color parecido al de los muebles de cocina, para que pasen lo más desapercibidos posible y evitar sobresaltos a nivel visual en toda la composición de la estancia.
Frigorífico americano
Es la solución ideal si tienes mayor necesidad de almacenaje. El frigorífico americano mide 90 cm de ancho y cuenta con dos puertas, una más pequeña para el congelador (que habitualmente viene con un dispensador de hielos externo) y una más grande para el frigorífico en sí.
Dado que este tipo de electrodomésticos tiene un fondo mayor de lo habitual (entre 65 y 70 cm), no puede integrarse en los módulos de cocina como el anterior, y por tanto en la mayoría de las ocasiones debe ir visto. No obstante, existen diseños muy estéticos en acero o color negro.
Side by side
Un side-by-side es en realidad una doble columna de frigorífico-congelador para cuando las necesidades de almacenaje en frío son mayores de lo habitual.
Miden y ocupan por tanto el doble que un frigorífico convencional (120 cm de ancho) pero su fondo no tiene por qué ser mayor, por lo que se pueden integrar perfectamente con el resto de módulos de la cocina o bien dejarlos a la vista.
En los tres casos anteriores hay que tener en cuenta que los frigoríficos necesitan “respirar” y para ello suelen tener una rejilla en la parte inferior, para la cual es necesario dejar aire en la parte superior (aunque sea por dentro del mueble).
Exentos
En ocasiones puede interesar separar el frigorífico del resto de muebles de cocina, bien por razones estéticas, o bien por falta de espacio.
En este caso, los frigoríficos exentos son la opción ideal, pudiendo colocarlos en la misma cocina (sueltos o encastrados en el hueco de un mueble), o fuera de ella por ejemplo en un salón (siempre que esté abierto y quede cerca).
Los más demandados a nivel estético son los de diseño retro o “tipo Smeg”, en alusión a la marca más conocida en este tipo de electrodoméstico.
El lavavajillas
Para algunos es un elemento prescindible (encontramos muchas cocinas sin ellos en estudios o en apartamentos de alquiler). Aun así, lo cierto es que el lavavajillas es uno de esos electrodomésticos que nos hace más fácil el día a día, y, la mayoría lo consideramos un elemento vital en la cocina.
Lavavajillas convencional
Tiene 60 cm de ancho y suele ir colocado bajo la encimera de la cocina, ocupando un módulo entero desde ésta hasta el suelo.
Al igual que en los frigoríficos, puede ir visto o integrado con los muebles de cocina para pasar desapercibido.
Si va visto, lo mejor es que o bien se ponga en acero, o bien se elijan los muebles inferiores en blanco para que pase lo más desapercibido posible.
En el caso de que vayan integrados, hay que tener en cuenta que la puerta siempre basculará hacia nosotros y los mandos se encontrarán en el canto superior del lavavajillas.
Pero ten en cuenta que, para que la puerta bascule sin chocar con el zócalo, muchos instaladores deben hacer un cajeado poco estético. Por eso en estos casos, es mejor elegir un lavavajillas integrable de puerta deslizante, ya que soluciona este problema.
Lavavajillas de anchura o altura reducida
Si disponemos de poco espacio en la cocina, una opción es optar por un lavavajillas más pequeño de lo habitual.
Podemos encontrarlos de anchura convencional (60 cm) pero altura más pequeña, pudiendo en este caso colocarlos en una columna a una altura que nos haga más fácil la colocación de los platos, evitando el tener que agacharnos.
Otra opción es optar por los lavavajillas de altura convencional pero estrechos (45 cm), de forma que ocupen menos espacio en el lineal inferior.
En cualquier caso, para un lavavajillas bajo encimera, existen varios modelos en el mercado que solucionan la incomodidad de agacharse, haciendo que la bandeja inferior se eleve a golpe de clic.
Por último, también existen lavavajillas exentos que se pueden colocar sobre encimera, pero desde Decofilia no los recomendamos porque ocupan mucho espacio y quitan superficie de trabajo. Además, no resultan nada estéticos, por lo que, si tu problema es la falta de espacio, mejor optar por uno reducido pero integrado en los muebles de cocina.
Hornos y microondas
El horno y el microondas son dos electrodomésticos separados, pero los tratamos a la vez porque en la práctica suelen ir juntos. Ambos electrodomésticos van a juego, y dado que siempre van vistos (no se pueden integrar), su elección se suele planificar al mismo tiempo de tal forma que casi siempre coinciden incluso en modelo y marca para ambos casos.
En columna vertical
En la mayoría de cocinas, el horno y microondas se colocan uno sobre otro en una columna en vertical junto al frigorífico y/o la despensa.
Lo que sí puede variar es la altura de colocación, tanto por estética (para guardar la línea del resto de muebles) como por funcionalidad. Ya que, dado que el microondas siempre va sobre el horno, hay personas a las que les resulta incómodo situar éste muy alto.
En este sentido, vemos tres opciones para su colocación en columna:
- Por un lado, respetando la línea de la encimera y colocando sobre ella la base inferior del horno.
- Por otro, respetando la misma línea de encimera, pero colocando bajo ella la línea superior del horno, para evitar que el microondas quede demasiado alto.
- Por último, la colocación habitual que no respeta línea alguna. Se coloca a una altura cómoda para que ambos electrodomésticos resulten accesibles (de esta forma ninguno de los dos queda ni muy alto ni muy bajo).
Es importante mencionar que, en caso de disponer de un frontal de tres columnas, estéticamente queda mejor en la del centro. Aunque a nivel práctico lo ideal es que quede lo más alejada posible del frigorífico para que el calor no traspase a éste y se reduzca el consumo.
En dos columnas
Es sin duda la opción más cómoda, ya que ambos electrodomésticos nos quedan a la altura de los brazos.
El inconveniente es que necesitamos una columna más, lo que no siempre es posible especialmente en apartamentos urbanos donde el espacio manda.
En estos casos, dado que horno y microondas no miden lo mismo en altura, para guardar la estética suele optarse por un horno de altura reducida (para igualarlo al micro) o bien por un microondas con calientaplatos debajo, una bandeja que permite mantener los platos calientes y a la vez igual la línea del microondas con la del horno.
Separados
Otra opción es colocar ambos electrodomésticos separados uno del otro.
Esto suele ser habitual cuando no se dispone de más de una columna y por tanto ésta debe reservarse al frigorífico, o cuando se prefiere disponer de más encimera de trabajo.
En estos casos, el horno suele ir bajo la placa de cocción y el microondas desplazado en alguno de los módulos superiores (no puede ir justo en la misma línea porque encima de la placa va la campana) y no quedarían alineados.
En caso de optar por colocarlo en la misma línea por razones estéticas, sería la vitro la que debería ir desplazada, ubicando el horno y microondas en vertical.
Además, en algunas cocinas se prescinde del microondas. Bien por convicción del propietario, que desconfía de este electrodoméstico, o bien para evitar ocupar espacio en los módulos y solo haría falta colocar el horno (normalmente bajo la placa).
En otras cocinas en cambio, se prefiere unir los dos electrodomésticos en uno, optando por un horno que actúe a la vez de microondas y grill.
En estos casos el tamaño se iguala al del horno, aunque hay que tener en cuenta que gastará más consumo, pero sin duda es una solución para ahorrar espacio.
La placa de cocción
Otro de los electrodomésticos esenciales en toda cocina es la placa de cocción.
Puede ser de gas (más difícil de limpiar, pero según los cocinillas, la más indicada para cocinar al permitir regular el fuego de forma directa) o eléctrica, en cuyo caso podemos elegir entre vitrocerámica, de inducción o una combinación de ambas.
Las placas de inducción tienen la ventaja de que aun estando encendidas, uno no se quema al colocar la mano, lo que es muy práctico en caso de que haya niños en casa. Eso sí, requiere sartenes y ollas específicas, pues no todas son adecuadas.
Aunque lo más habitual en las placas vitrocerámicas o de inducción es que lleven mandos digitales en la propia placa, también existen algunos modelos con mandos regulables que pueden ir combinados con los del horno en caso de que éste se sitúe debajo, como siempre ocurre con las cocinas de gas.
En cuanto al tamaño, las placas de gas suelen venir con 4 fuegos y para las eléctricas puede variar entre 3 y 4 fuegos, a gusto del consumidor.
De tamaño reducido
Además, para espacios reducidos, existen placas de 2 fuegos (con fondo convencional pero la mitad de anchas, liberando espacio de la encimera) o bien placas de 3 fuegos con fondo reducido, ideales cuando tenemos una isla en mitad de la cocina o contamos con algún mueble de fondo menor del habitual.
Con múltiples módulos
En cambio, para cocinas muy grandes podemos encontrar bloques de módulos de electrodomésticos relacionados entre sí por su vinculación con el fuego.
Por ejemplo, podemos encontrarnos una combinación de parrilla, placa vitro e inducción, o añadirle freidoras, cocina al vapor, etc.
Encimeras invisibles
Una de las últimas novedades en placas de inducción son las “invisibles”, denominadas así porque se instalan bajo la encimera quedando oculta en ésta.
Hacen perder algo de espacio bajo la encimera, pero tienen la ventaja, aparte de la limpieza visual, que nos permiten liberar espacio de trabajo cuando no se están utilizando.
La campana
Sobre la placa de cocción conviene poner algún tipo de campana o extractor que aspire los humos y absorba la grasa procedente de ollas y sartenes.
Tipos de extractores
Si optamos por una campana extractora convencional, deberemos llevar un tubo de salida de humos al exterior, que normalmente llega hasta el falso techo y discurre por el mismo.
En cambio, si optamos por un grupo filtrante (basado en filtros de carbono que hay que cambiar periódicamente), no haría falta salida de humos y por tanto podemos evitar el engorro de ocultar el tubo si queremos colocar la campana en un mueble superior de poca altura.
A nivel práctico, funcionan mejor las campanas extractoras con su salida al exterior, pero la elección entre uno y otro queda a gusto del consumidor o de las posibilidades de la cocina (por ejemplo, si queremos llevarla a otra zona de la vivienda donde el patio de salida nos quedaría muy lejos).
Campanas integradas
Las campanas integradas en el mueble son ideales cuando la placa queda en medio de un lineal y permiten mantener el diseño del mueble en todo el frontal.
Pueden ser de dos tipos: con frontal extraíble (cómodas, pero menos estéticas al dejar la franja del extraíble visto) o bien “incrustadas” en el módulo, de forma que pasa desapercibida si se mira de frente.
Campanas decorativas
Son campanas extractoras vistas exentas y quedan especialmente bien cuando van sueltas. Ya sea como única pieza en la pared (o con baldas de acompañamiento), o bien sobre islas o penínsulas, para que se lleven el foco de todas las miradas.
En estos casos, a nivel estético son especialmente indicadas cuando llevan un diseño, formato o material especialmente original, que las convierte casi en un elemento escultórico.
Campanas de encimera
Son un tipo de campana particular que se empotra en la encimera de cocina evitando ocupar un espacio en el módulo superior.
Pueden llevar extracción de humos al exterior o no, pero tienen la ventaja de que pueden esconderse cuando no se usan, liberando espacio visual y superficie de trabajo.
Eso sí, requieren que la encimera tenga más fondo de lo habitual (motivo por el que son idóneas para islas de cocina) y hacen perder algo de espacio en el módulo inferior.
Otros electrodomésticos
En este post obviamos conscientemente la lavadora porque consideramos que debería ir en el baño para no mezclar comida con higiene, pero si disponemos de espacio en la cocina, podemos permitirnos el lujo de integrar algún otro pequeño electrodoméstico en el mobiliario.
Uno de los casos más habituales son las vinotecas, armarios más o menos grandes donde guardar las botellas de vino en diferentes temperaturas.
Quedan muy vistosas las que ocupan todo un módulo vertical, aunque las hay de todos los tamaños.
Otro elemento común es la cafetera, que puede integrarse en una columna situándolo al mismo nivel que el horno y microondas.
También puede ir integrada, pero suelta en cuyo caso suele contar con una bandeja inferior para tazas y pequeños platos.
Otra opción menos glamurosa pero igualmente práctica es esconderla dentro de un armario para que quede oculta cuando no se esté utilizando. En estos casos puede aprovecharse el hueco para incorporar otros elementos como el microondas o la tostadora.
Como podemos comprobar, son muchas las cuestiones a tener en cuenta a la hora de integrar los electrodomésticos en el diseño de cocina. Por eso esperamos que estos consejos te sirvan de ayuda para ponerte ¡manos a la obra con tu diseño!
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Vía: pinterest.com