Tan numerosos son los diseñadores como su manera de desarrollar su proyecto, pero la mayoría recurre a un método muy funcional: el moodboard.
Este concepto es la versión inglesa de lo que en España se conoce como muro, tablero o panel de inspiración y es una de las herramientas más utilizadas para que el cliente pueda hacerse idea de cómo quedarán sus espacios.
¿Qué es y para qué sirve un moodboard?
El moodboard es una herramienta visual que puede realizarse en formato digital o físico. Está muy asociado al mundo del interiorismo, aunque realmente se puede utilizar en cualquier ámbito creativo.
Esta herramienta consiste en recopilar, en un mismo soporte, las ideas, conceptos, materiales, colores o mobiliario de nuestro proyecto para tener una visualización rápida de lo que vamos a crear.
En realidad, el moodboard no es un collage al uso. En él creamos una lluvia de ideas, reflejadas con imágenes y palabras que nos ayudan a preparar el diseño final.
Hay muchos tipos de moodboard y numerosas formas de crearlo, pero lo habitual es hacerlos en las fases iniciales de un proyecto.
Sin embargo, a medida que avanzamos y vamos concretando más las ideas, lo más normal es que necesitemos crear algún otro o modificar el inicial.
Los moodboard que se fabrican en las primeras fases pueden servir más de inspiración, tomando imágenes de espacios, materiales o texturas que puedan aplicar al proyecto que tenemos entre manos.
Sirven para expresar y definir el estilo que estamos buscando (digamos que actúan como un filtro).
Además, en el interiorismo, podemos profundizar más allá de y crear moodboards de ambiente. En este tipo de tableros, se define más aún el estilo con la ayuda de las paletas cromáticas y ambientaciones reales.
Cuando el proyecto ya está más avanzado y vamos profundizando en la elección de los elementos que pretendemos utilizar, se suele hacer otro tablero, en este caso de materiales y mobiliario, que ayuda a concretar más la idea de nuestro proyecto, sobre todo en lo que a texturas y combinaciones de materiales se refiere.
Por supuesto, no es obligatorio realizar todos estos tipos de moodboard. Algunos tienden a hacerlos todos, otros solo algunos de ellos, hay quien hace paneles completos que recogen los tres y por supuesto quien prefiere otro tipo de técnicas, como las infografías 3D.
En cualquier caso, la esencia y la base de un moodboard es que tiene que resultar útil. Su función es la de expresar una idea o un concepto en una sola imagen.
¿Cómo se crea un moodboard?
Cada proyecto es un mundo y por ende, su moodboard también. Lo importante es que nos sintamos cómodos al realizarlo y que el resultado sea práctico.
Existen múltiples maneras de crear un moodboard y cada uno es libre de hacerlo de la forma que crea más conveniente, pero existen algunas pautas que aconsejamos seguir.
1. Elegir un título
Lo primero de todo, para poder tener una visión de lo que va a ser el moodboard, es elegir un título que nos ayude a enfocar nuestra idea.
2. Seleccionar las palabras clave
No son la base del tablero, pero ayudan a definir un poco más la idea del proyecto.
Eso sí, hay que limitar el número de palabras, ya que podrían hacernos perder el foco de lo que realmente interesa: las imágenes.
Sin embargo, añadir texto a las imágenes puede resultar la combinación perfecta para completar la información que no pueda conseguirse solo de forma visual.
3. Recopilar imágenes o materiales
Definida ya la idea con el título y las palabras clave, es hora de hacernos con una serie de elementos visuales que nos ayuden a materializar ese concepto.
Es aconsejable recopilar imágenes, objetos, retales de tela, materiales, etc. Todo aquello que nos haga plasmar lo que queremos en el moodboard.
Existen tiendas de decoración, estudios o fabricantes que te pueden enviar muestras, pero no siempre es fácil, así que también es posible recopilar los elementos de forma virtual.
Por supuesto, un moodboard físico siempre será más interesante que uno digital, ya que con ellos puedes comprobar mejor los colores y las texturas (las imágenes virtuales a veces engañan, pues cada ordenador está calibrado de una manera), pero cuando no podemos encontrar los materiales en la vida real siempre es una opción.
Eso sí, para que la búsqueda sea más fácil, lo ideal es partir de lo que nos gusta, ya sea el color, la textura, la forma o algún elemento determinado que nos llame la atención.
4. Escoger un soporte
Dependiendo de los elementos visuales que hayamos podido recopilar, elegiremos un soporte u otro.
En el caso de utilizar muestras reales, la opción perfecta sería un material de color uniforme que no distorsione los objetos que vayan encima. Una mesa, una tela o un cartón pluma serían una buena alternativa.
Si por el contrario, el moodboard es digital; la mejor opción es la de un fondo blanco sobre el que resaltarán las imágenes que hayamos recopilado.
5. Colocar las imágenes o materiales adecuados
Con todos los elementos seleccionados es hora de fijar el moodboard. Se trata de ir probando diferentes posiciones hasta encontrar la composición que mejor exprese la idea que tenemos.
No es preciso rellenar todo el soporte. De hecho, lo ideal es que dejemos respirar los elementos, que haya un equilibrio entre ellos y no estén demasiado amontonados.
Podemos jugar con la armonía y el caos, haciendo que nuestras composiciones sean piramidales, circulares, rectangulares o completamente aleatorias.
En base a ello, también podemos jugar con la simetría o la asimetría.
6. Elegir una fuente y tipografía en consonancia
Es importante que nuestro proyecto tenga coherencia. Para ello, debemos elegir el mismo tipo de fuente que vayamos a usar en todo el proyecto.
¿Por qué hacer un moodboard?
Cuando no se tiene una idea clara de qué diseñar o cuando dudamos entre dos opciones para una misma estancia, tener una imagen nos ayuda a decidirnos.
Los paneles de inspiración permiten precisamente eso: Al ser una herramienta puramente visual, conseguimos filtrar y aclarar muchos conceptos, darnos cuenta de si un material casa o no con otro (aunque nos encanten ambos) y entender más fácilmente cómo puede quedar un espacio.
Además, hacer un moodboard nos impulsa a arrancar con nuestro proyecto. Muchas veces, al comenzar, no sabemos por dónde tirar y nos agobiamos ante tanta opción.
De esta forma, antes de ponernos en marcha tenemos frente a nosotros una especie de prototipo de lo que acabará siendo nuestro proyecto futuro.
¿Buscas inspiración?
Si no sabes por dónde empezar a crear tu moodboard, existen múltiples plantillas para crearlos y numerosas combinaciones ya montadas, aunque nuestra recomendación es que vayas recopilando muestras y referencias y a partir de ahí crees tu propio muro de inspiración.
No existen reglas fijas: muévelos y combínalos como más te guste. De esta forma iremos aplicando la metodología del ensayo y error.
No obstante, por si a pesar de todo no se te ocurre qué elegir o cómo combinar materiales, te dejamos con unas cuantas imágenes más como inspiración.
¿Qué, te atreves a crear tu propio moodboard?
Vía: pinterest.com
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Miy buenas ideas
Muchas gracias Saulia, nos alegra que te gusten 🙂
Hola sus conceptos son muy claros e inspiradores los felicito
Gracias
¡Gracias Rigo!
Hola,.
Muchas gracias por el artículo. Con qué programa es mejor hacer los Moodboards digitales?
Hola Teresa,
Nosotras usamos Photoshop, sin duda el más flexible