El estilo Shabby Chic, como ya comentamos en un post anterior, tiene su origen en la casa de campo inglesa, siendo su creadora Rachel Ashwell. Aunque en aquella ocasión hablábamos de su vertiente más “campestre”, existe también una variante más “afrancesada”, que se diferencia por resultar más femenino, refinado y distinguido.
Una de las características de este estilo (en ambas variantes) es la presencia de los tonos pastel (rosa, verde agua, gris perla o beige) en combinación con el blanco como color predominante, no sólo en las paredes, sino también en mobiliario y en los objetos. Los colores se suelen incluir en algún detalle u objeto, ya sea en flores, cojines o marcos, pero de manera sutil.
Sin embargo, así como en el estilo más campestre las maderas se presentan más desgastadas y se utilizan objetos de la vida cotidiana para decorar (tazas y platos de cerámica, flores pequeñas como lavanda o romero, etc.), en este caso el nivel de desgastado es menor y los detalles son más finos (porcelana, cristal, etc.) Es en general una variante algo más ornamentada, sobre todo en el uso de complementos como vajillas, candelabros o lámparas, y en el mobiliario, especialmente en la ornamentación de las patas y reposabrazos de asientos o cómodas, normalmente en cabriolé, así como en los detalles de las chimeneas o las molduras de los aparadores.
El mobiliario suele ser antiguo pero renovado y/o retapizado con telas o lacas blancas y/o tonos pastel, lo que le diferencia del vintage, que mantiene intactos los objetos.
En paredes, el estilo shabby chic emplea de forma recurrente no sólo la pintura blanca sino también el papel pintado, predominando los elementos florales. Sin embargo, a diferencia de su vertiente campestre, que utilizaba motivos más pequeños (evocando a las pequeñas florecillas de campo), en este caso el tamaño de los mismos es mayor, con un aire más barroco.
En cuanto a la iluminación, esta vertiente del estilo shabby chic emplea mucho las lámparas de araña modernizadas, normalmente de cristal o de color blanco, así como, al igual que su vertiente de campo, las lámparas auxiliares de tulipa en tonos claros y las de tela en general, pero de base más fina y estilizada, jugando igualmente con la combinaciones de los colores pastel. Esta variante además permite de forma más clara la combinación de elementos modernos y clásicos, por lo que una lámpara de estilo moderno podrá encajar perfectamente en el espacio.
Por si necesitas ideas para decorar en este estilo, en Decofilia nos decantamos por una combinación de blancos, beige o gris claro como tonos base y algún color pastel en complementos, combinado con mobiliario en tonos blanco y madera clara para que el conjunto resulte más acogedor.
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Vía: pinterest.com