Aunque parezcan un elemento secundario, las sillas de oficina son probablemente el elemento más importante de un proyecto de interiorismo ligado a un espacio laboral.
Hay que tener en cuenta que, si exceptuamos el tiempo de sueño, en el trabajo pasamos el mayor número de horas de nuestra vida, por lo que resulta fundamental sentirse cómodo para que nuestra espalda, piernas o salud en general no se vea mermada.
Todo ello sin dejar la estética de lado, ya que un espacio bonito y agradable redundará también en una mayor productividad del empleado, puesto que si él está a gusto, sin duda trabajará mejor.
Ya sea si trabajamos directamente en una oficina o en casa por teletrabajo, deberemos poner mucha atención a la silla elegida y en este post vamos a dar todas las claves para no equivocarnos. ¡Vamos allá!
¿Casa u oficina?
Esta es la primera pregunta a realizar, ya que aunque las sillas de oficina se pueden utilizar tanto en una empresa como en un despacho doméstico, la primera está afectada por normativa laboral específica que regula cuestiones como la iluminación o la ergonomía de los asientos, mientras la segunda no, por lo que en principio tendremos más libertad para elegir silla si trabajamos en casa.
Tipos de sillas de oficina
Una vez tenemos claro si la silla irá en un tipo u otro de inmueble, deberemos elegir entre distintos tipos de sillas disponibles en el mercado.
A nivel técnico normalmente se suelen categorizar de la siguiente forma:
a) Silla o sillón de director
Suele ser una silla voluminosa, cómoda, de respaldo alto, tapizada muchas veces en piel, con brazos, giratoria, elevable y con ruedas.
Es la silla principal del despacho del director de la empresa y/o de sus ejecutivos y mandos medios, y además de la comodidad también suele ser símbolo de estatus.
b) Sillas de confidente
Se llaman así a las dos sillas que suelen situarse enfrente de la del director en una mesa de despacho.
Casi siempre van en pares y pueden considerarse como las sillas del “visitante”.
Consisten en sillas más sencillas, de base o pata fija o de patín y en las que se mira más el diseño que la comodidad.
c) Sillas operativas
Se denominan así a las sillas de trabajo más habituales, las de la mayoría de empleados de la empresa y/o la silla habitual en despachos domésticos donde se realice teletrabajo.
Suelen ser cómodas y ergonómicas, pero menos voluminosas que la del director. Según la empresa o proyecto pueden tener respaldo bajo, medio o alto y llevar brazos o no, pero casi siempre suelen ser elevables, giratorias y con ruedas.
d) Sillas para colectividades
Son sillas específicas para salas de conferencias, escuelas, academias, y, en general, espacios donde normalmente se necesitan múltiples asientos mirando a una única dirección.
Por economía suelen ser sillas de formato sencillo, fijas, sin brazos, normalmente apilables y en muchas ocasiones en materiales plásticos y en cualquier caso no tapizados que la encarecerían.
Las escuelas además pueden llevar como accesorio una “pala” abatible que haga las veces de mesa portátil cuando se necesite.
e) Otros asientos
Existen otras zonas de la oficina donde también se necesitarán asientos, pero que ya se alejan de las sillas habituales.
En esta categoría entrarían por ejemplo los sofás, bancos o pufs, generalmente empleados en empresas que cuidan el diseño y deseen proyectar una imagen joven o informal.
Suelen emplearse en salas de reuniones del tipo “brainstorming”, zonas de descanso, entradas o barras altas.
Tipos de sillas de oficina atendiendo a su estructura
A nivel estructural, las sillas de oficina suelen distinguirse por sus distintas partes.
1. Brazos
Existen sillas de oficina con o sin brazos.
Las primeras están pensadas para pasar más tiempo en ellas y poder descansar el antebrazo cada cierto tiempo y suelen llevar ruedas y respaldos reclinables para poder echarse hacia atrás.
Las segundas en cambio solo permiten sentarse, no descansar, y por tanto pueden ser buenas para salas de conferencias, colectividades o algunas salas de reuniones, así como para despachos domésticos donde prime el diseño o la economía más que la comodidad.
2. Respaldo
Respecto al respaldo, existen sillas con respaldo alto, medio y bajo.
Las de respaldo alto obviamente son más cómodas al permitir reclinar la cabeza, pero también ocupan más volumen y eso las puede hacer menos estéticas en una oficina común, a menos que se opte por versiones de diseño, normalmente mucho más caras.
Son habituales en las sillas de director y su diseño puede aligerarse sustituyendo el respaldo alto por cabezales que permitan apoyar la cabeza sin necesidad de cubrir todo el sillón.
Además, pueden ir a juego o no con el resto de sillas operativas de la empresa para dar una imagen más uniforme.
También podemos encontrar sillas con respaldo fijo o basculante. Este último permite echar la espalda ligeramente hacia atrás, haciendo más flexible el movimiento.
3. Asiento
Además del material del que esté hecho, normalmente a juego con el respaldo (aunque no siempre), la característica principal suele ser si resulta elevable o no.
Las de asiento elevable permiten la regulación de la altura de la silla de oficina, lo que permite adaptarse a la altura del propio usuario y/o del escritorio. Para ello suelen contar con un pistón en la zona inferior del asiento.
La de asiento fijo mantienen el asiento en una altura fija, por lo que si necesitáramos elevarlo deberíamos ayudarnos de otro tipo de accesorios, como cojines adicionales, etc.
4. Base
La base es una de las piezas más versátiles de una silla de oficina.
En este sentido podremos encontrarnos sillas fijas, giratorias o con ruedas.
Las fijas no permiten ningún movimiento, ni de la propia silla ni del asiento y dentro de éstas podemos encontrar las habituales sillas de 4 patas, o bien las de patín, que unen la pata delantera con la trasera.
Las giratorias permiten girar el asiento en distintos grados y no necesariamente deben llevar ruedas, basta que la base del asiento permita que éste gire.
Las sillas con ruedas permiten en cambio el movimiento de la propia silla hacia cualquier dirección, haciendo más cómodo cualquier tipo de desplazamiento para sentarse, echar la silla hacia atrás, etc.
Generalmente son menos estéticas que las de base fija, pues la base es más voluminosa y menos estilizada
No obstante, en el mercado existen versiones de diseño muy interesantes que aúnan belleza y funcionalidad.
Atención al uso
A la hora de elegir la silla más correcta para trabajar y/o guardar un equilibrio entre comodidad y estética, hay que tener en cuenta el uso que se le va a dar y el tiempo que se va a pasar en ella.
Si vamos a estar mucho tiempo sentados (por ejemplo, la clásica silla de escritorio) convendrá elegirla giratoria, con ruedas, con brazos, tapizada y con un respaldo que nos recoja bien el riñón.
Si en cambio se trata de sillas de oficina para una sala de juntas o para salas de reunión, en las que se pasa un tiempo limitado, podemos optar por versiones fijas, con o sin brazos, y primar el diseño, pues estas salas suelen utilizarse como una proyección de la imagen de la empresa.
Lo mismo ocurriría en un despacho doméstico: si pasamos mucho tiempo en él, hay que primar la comodidad. Si solo se usa a ratos o para consultar algo al ordenador, podemos irnos a opciones más sencillas y/o menos ergonómicas poniendo más atención al diseño de la estancia.
En cualquier caso, las opciones con ruedas siempre serán mucho más prácticas que las fijas.
Como ves, existe un tipo de silla de oficina para cada gusto, bolsillo y situación particular.
¡Sólo te queda evaluar las distintas opciones y elegir la que más se adapta a ti!
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