Tipos de colchones para un merecido descanso

A la hora de amueblar y decorar la casa hay un elemento de vital importancia pero que será de los pocos que queden ocultos: el colchón. Obviamente en este caso los condicionantes estéticos quedan en un segundo plano, pero a pesar de todo hemos decidido sacar un post sobre tipos de colchones, por ser uno de los elementos en los que más dudas existen a la hora de valorar todas las posibilidades.

Y es que dormir en un buen colchón es vital para el descanso y para la calidad de vida, pero hay tantos tipos en el mercado que es fácil perderse: que si espuma, quesi muelles, que si látex, que si viscoelástica, que si una combinación de varios…)

Así que en este artículo vamos a tratar de ofrecer un poco de luz y contar todo lo que habría que tener en cuenta a la hora de elegirlo. ¡Vamos allá!

Forma de dormir

Antes de elegir un colchón tenemos que dedicar un tiempo a estudiarnos a nosotros mismos,  en particular en 3 aspectos:

Posición

Si duermes boca arriba te vendrá bien un colchón duro para que la espalda no sufra.

Si duermes de lado será mejor un colchón algo más blando que se adapte a la forma de tu cuerpo, para que el hombro sobre el que duermes pueda hundirse ligeramente y duermas más cómodamente.

Si duermes boca abajo, los especialistas tienden a recomendar evitar esta postura, ya que aunque los ronquidos bajan, tendrás problemas en cuello y espalda, pero si es el único modo en que puedes dormir, elige uno muy firme para evitar que el estómado se hunda y los problemas se agraven.

Peso

Si tienes sobrepeso o eres muy alto y por tanto tu peso es mayor que el de la media, te convendrán colchones duros y con cierto grosor, pues en los blandos o de grosor fino podrías hundirte con el tiempo.

Si pesas poco, te vendrá bien un colchón más flexible y adaptable que se adapte a tu forma

Peculiaridades personales

Si eres caluroso, vives en una zona cálida o sudas mucho habitualmente, te conviene un colchón de muelles, ya que resultan más frescos y tienen buena ventilación, mientras que a los frioleros o de zonas frías les convienen más de espuma, látex o viscoeástica, que guardan mejor el calor.

Si eres de los que dan muchas vueltas al dormir te conviene un colchón duro para que te resulte fácil girarte.

Si tienes alergia a los ácaros o tienes asma, son mejores los colchones de espuma o látex (siempre que no seas también alérgico) con funda lavable.

Si quieres un colchón de base articulada deberá ser flexible (de espuma, látex o muelles embolsados).

Firmeza

Un buen colchón reparte adecuadamente el peso de la persona y respeta la curvatura natural de la columna vertebral, manteniendo el equilibrio ideal entre firmeza para sostener el cuero y flexibilidad para que resulte cómodo.

Si el colchón es demasiado duro y uno duerme de lado, la espalda no se adaptará a su forma y creará presión sobre el hombro y la cadera.

Si es demasiado blando, el colchón no sujetará lo suficiente la columna vertebral ni durmiendo boca arriba ni de lado, haciendo que el cuerpo se hunda. 

Partes del colchón y materiales

Un colchón está compuesto por varias partes: la funda, la tapicería, el tejido o tapa, el acolchado, el núcleo, los laterales o platabanda y los tratamientos

Cuando hablamos de material normalmente nos referimos al núcleo y al acolchado. Independientemente del material empleado en el núcleo (muelles, látex, espuma) los acolchados pueden contener viscoelástica, látex, fibras naturales, espumas de célula abierta, gel, etc.

Habitualmente, a más capas de acolchado, mayor calidad y precio del colchón.

Veamos los principales tipos de colchones.

Colchones de muelles

Son los de toda la vida y los hay de tres tipos.

a) independientes: son los más económicos y están formados por diversos muelles metálicos enlazados unos a otros con hilos metálicos y colocados verticalmente, estrechándose en su tramo central.

b) continuos: un único hilo metálico forma el entramado del muelle, con un núcleo cubierto por varias capas de espuma o algodón.

Estos dos colchones son frescos y permiten una buena ventilación. Para los frioleros pueden llevar una capa de invierno y otra de verano.

c) embolsados: están formados por múltiples muelles independientes metidos en saquitos de tela individuales unidos por una sujeción muy fina. Dentro de los colchones de muelles estos son los más caros.

Tienen buena ventilación y se adaptan bien a la forma del cuerpo. Duran unos 15 años, perdiendo altura y firmeza con el tiempo.

Su calidad dependerá de las capas que recubran el núcleo (en ocasiones están a medio camino entre los de muelles y los de espuma o látex) y de la forma de los muelles, pero en general permiten una buena independencia de movimiento a la pareja en camas de matrimonio.

Colchones de espuma de poliuretano

Se asemejan a un bizcocho de poliéster o poliuretano con miles de burbujas de aire o celdillas cubiertas por una funda.

Pueden ser más o menos blandos (cuanto más firmes más pesarán y durarán) y su firmeza dependerá del tamaño de las celdillas, su número por m3 y los agentes cohesionantes de la masa.

Se pueden clasificar por su densidad (Kg/m3) aunque si ésta es menor de 35 se recomienda sólo para habitaciones infantiles o de invitados.

Son cómodos y fáciles de manejar, aíslan bien el calor y su precio depende de la densidad de la espuma, siendo los de gomaespuma los más baratos y los de alta densidad los más caros.

Colchones de viscoelástica

Cuando se habla de un colchón viscoelástico hacemos referencia habitualmente a las capas superficiales del colchón. Se caracteriza por distribuir perfectamente el peso corporal, ya que está hecho de una espuma especial que se amolda al cuerpo bajo los efectos del calor y la presión, perdurando la forma durante un tiempo.

Para quien se mueve mucho puede resultar incómodo pues la forma de la postura permanece un tiempo, aunque son ideales para quienes tengan que pasar mucho tiempo en la cama y como se adapta a la temperatura del cuerpo, resulta ideal para frioleros.

Son de los colchones más caros pero también de los más satisfactorios para un gran número de personas.

Colchones de látex

Es otro material utilizado en las capas de acolchado del colchón y puede ser o bien espuma de látex natural (del árbol del caucho), o bien látex sintético (derivado del petróleo) y otros materiales en distintas proporciones. Los hay que combinan látex natural y sintético.

Su núcleo lleva perforaciones para facilitar la ventilación y reducir el peso, aunque suelen ser bastante pesados, lo que los hace incómodos de manejar.

Estos colchones aislan bien el calor, distribuyen bien el peso y son firmes pero a la vez lo suficientemente flexibles como para adaptarse bien al cuerpo, por lo que mantienen la espalda en posición correcta durante horas.

Híbridos

Algunos materiales se complementan en el núcleo del colchón y sus capas posteriores con otros para aportar mayor frescura, transpirabilidad, confort, etc.

Los colchones con núcleo de muelles habitualmente llevan capas de acolchado de distintos acabados y suelen combinarse con viscoelástica.

También son muy habituales los que combinan látex y viscoelástica, o viscoelástica con gel, material que aporta frescor y ayuda a adquirir una postura más cómoda y absorber los cambios de posición.

También los hay de viscoelástica combinada con espumas de origen vegetal, como la soja, con propiedades termorreguladoras y respetuosos con el medio ambiente.

Igualmente podemos encontrarlos con partículas de grafeno para regular la temperatura de forma constante tanto en verano como en invierno.

En general, la tecnología avanza mucho y cada vez nos encontramos tipos de colchones más sofisticados que combinan distintos materiales.

Algunos colchones juegan con las diversas terminaciones o acolchados de las capas para conseguir unos u otros efectos.

Es el caso de los colchones verano-invierno, que suelen llevar por un lado un acolchado de algodón y fibras naturales para los meses más calurosos y por el otro lado un acolchado de lana y fibras naturales para los meses más invernales.

Otros tipos de colchón

Menos habituales, en el mercado podemos encontrar otros tipos de colchones para ocasiones especiales:

a) ortopédicos: son caros e incómodos a la hora de moverse en uno de ellos y normalmente se usan por prescrición médica, pero resultan ideales para quienes tienen que pasar mucho tiempo en cama

También los hay específicos, como los antiescaras o los clínicos, especiales para necesidades muy concretas.

b) de agua: aunque resulten “exóticos”, en la práctica son pesados, incómodos (tanto por el ruido del agua al moverse como por la dificultad de coger postura con el movimiento), y necesitan mantenimiento. El cuerpo se adapta bien pero pueden resultar demasiado blandos e inadecuados para quien duerme boca abajo o se mueve mucho por la noche.

c) futón: es el típico colchón japonés de poco espesor hecho de capas de algodón. Hay que cambiarlo con frecuencia porque su grosor disminuye enseguida con el uso y es adecuado para quienes buscan una base dura.

d) de lana: son los clásicos colchones de antaño (esos floreados de casa de la abuela), pesados, difíciles de mantener y manejar e inadecuados para quienes sufren alergias o problemas respiratorios.

e) colchón de algodón: suelen tener un relleno de poliéster y un acolchado en algodón que les aporta frescura y suavidad. Suelen tener un espesor fino y en muchas ocasiones se suelen usar como base de bancos, camas supletorias o para poner distintas capas de colchones unas encima de otras.

f) colchón hinchable: se recomiendan sólo para emergencias ya que su forma a base de hendiduras suele hacerlos incómodos para quienes no duermen en cualquier lugar.

Tienen la ventaja de que se deshinchan, por lo que son fácilmente transportables.

Tipos de dibujo

El dibujo del cosido de la tapicería suele variar de un colchón a otro y su función no es sólo estética sino funcional: tienen como objetivo que el relleno del colchón no se mueva.

Aunque hay muchos tipos, los principales son cuatro:

Cosido lineal

Es el acolchado más simple, de dibujo lineal y continuo de pies a cabeza, sin círculos, elipses u otras formas habituales.

Ideales para colchones más económicos y en somieres articulados para evitar problemas cuando se dobla.

Cosido continuo

Fabricado igualmente de forma continua (igual de pies a cabeza) puede llevar formas geométricas más elaboradas, pero sin saltos ni espacios entre costuras.

Son suaves, flexibles y adaptables al cuerpo y suelen utilizarse en gamas medias y medio-altas.

Cosido a saltos

El dibujo no es lineal sino cosido a saltos, con espacios entre dibujos. Lleva formas que no tienen por qué ser iguales entre sí, lo que facilita el confort y la adaptabilidad.

Se utilizan en colchones de gama media y alta

Cosido tapa a tapa

Es el acolchado más elaborado. Cada tapa se fabrica individualmente para que el dibujo quede centrado según las medidas del colchón.

Tienen formas muy variadas y las costuras tienen mayor profundidad. Se usan sólo en gama alta.

Medidas y formatos

Los colchones en general pueden ser individuales o matrimoniales pero sus medidas estándar varían según los países y las distintas preferencias de las personas.

Así, un colchón individual tiene una medida estándar en España de 90x190cm pero también los hay de 80x180cm (para camas infantiles o literas abatibles), de 90x200cm (para altos) o de 100, 105 ó 120cm de ancho para los que desean una cama holgada para moverse.

En cuanto a los matrimoniales, el estándar en España es de 150x190cm (“queen size”) pero también son muy comunes los de 160x200cm (un estándar más europeo, donde la altura media supera la de España).

Para habitaciones más pequeñas se pueden encontrar camas matrimoniales de 135x190cm (el estándar antiguo de las casas de nuestras abuelas) y para aquellos que quieran “campar a sus anchas mientras duermen” o para los hoteles de alta gama podemos encontrarnos las camas “king size” de 200×190 ó 200x200cm.

Y si la cama es para una pareja con formas distintas de dormir, se puede optar por colchones “twin” o gemelares. En realidad no son más que dos colchones unidos por una cremallera y adaptados cada uno a cada miembro de la pareja. Suelen llevar un topper para evitar la clásica hendidura del centro. Son también ideales para camas matrimoniales articuladas.

También existen colchones matrimoniales con independencia de lechos, que evitan que el movimiento de uno de las personas se traslade al otro. Esta independencia se consigue, principalmente, en los colchones de muelles ensacados o embolsados.

Bases adecuadas

Existen distintos tipos de bases para cada colchón, pero las principales son las siguientes:

Somier de láminas: Valido para cualquier tipo de colchón, permitiendo una adecuada ventilación gracias a los huecos que quedan libres entre las tabillas.

Tabla tapizada: Es una base dura y continua apta sobre todo para colchones de muelles, que necesitan un soporte homogéneo. Ideal para los que les gusta la firmeza y no son adecuadas para colchones de látex, ya que necesitan aireación.

Somier de muelles: aptos para cualquier tipo de colchón resultan suaves y facilitan también la ventilación.

Canapé: Es una base con tapa elevable que cuenta con un hueco a modo de gran cajón para almacenaje. La tapa puede ser de tipo tabla tapizada o de láminas.

Tatami: base baja de paja de arroz recubierta de bambú o de materiales sintéticos, ideal para colchones japoneses tipo futón o de poco espesor.

Consejos varios

El colchón es uno de esos elementos que es indispensable probar, pero hay que hacerlo tumbados y en distintas posturas, no sólo sentándose en ellos. Puedes tumbarte de espaldas y comprobar si hay mucha holgura entre el colchón y las lumbares (en cuyo caso será muy rígido para ti) o si la mano no puede pasar, en cuyo caso será demasiado blado.

Muchas marcas ofrecen prueba gratis durante 15 días, aunque cada vez son más las marcas online que ofrecen 100  o hasta 120 noches de prueba, por lo que si puedes optar por esta opción sería ideal, ya que a veces hasta que no se duerme durante varios días no se da uno cuenta de la adaptabilidad del colchón a nuestra forma de dormir.

Para mantener el colchón en perfectas condiciones lo ideal es cambiarlo cada 10 años porque todos pierden consistencia con el tiempo. En ningún caso se recomienda pasar de 15 años.

Además, conviene darles la vuelta periódicamente para usarlos por todos los lados y ventilar diariamente el dormitorio, esperando un poco antes e hacer la cama para evaporar la humedad de la noche.

Conviene utilizar una funda lavable o protector de colchón para mantenerlo en buenas condiciones y realizar de vez en cuando una limpieza profunda para liberarlo de polvo y ácaros

Como ves, un elemento tan aparentemente secundario en cuanto a la estética de la casa resulta de vital importancia para la calidad de vida diaria y esperamos que con este post se te hayan aclarado un poco las ideas.

¡Buen descanso!

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Vía: pinterest.com