¿Que es el Wabi-Sabi?
La belleza en occidente ha sido tradicionalmente entendida como la simetría o proporción de la forma. Una estética que tiene sus raíces en los ideales griegos y de ahí la afinidad por la matemática, que nos guía en la búsqueda de una perfección y precisión imposibles.
Los japoneses, en cambio, tenían una filosofía distinta, donde los ideales estéticos nacen de un respeto hacia lo frágil, lo pasajero y lo ligeramente “defectuoso”.
Es esta filosofía japonesa del siglo XII en la que se inspira este estilo decorativo que más bien podría considerarse un estilo de vida que ama lo natural, la imperfección y la huella del paso del tiempo.
No existe una traducción exacta para el término Wabi-Sabi, sin embargo, sí podemos definirlo como una forma de ver y observar el mundo.
Es una manera de vivir y percibir, aceptando el ciclo natural de crecimiento y decadencia propios de la vida.
De la naturaleza se toman tres conceptos que se aplican a este estilo: nada es perfecto, nada es completo y nada permanece en el tiempo.
El wabi sabi en el interiorismo
Hoy en día este término aplicado al interiorismo hace referencia a una aceptación más relajada de lo transitorio, aceptando la inconsistencia de la forma y la naturaleza.
Esto nos permite aceptar y valorar lo imperfecto y lo incompleto, desde la arquitectura y diseño hasta los complementos decorativos, como la cerámica y los arreglos florales.
La vida moderna queda atrás y con ello el materialismo. El Wabi Sabi nos invita a vivir de la belleza del día a día. Nos ofrece una pausa que nos permite disfrutar de la belleza de la imperfección, el silencio y la autenticidad.
El Wabi Sabi hace suyo el lema menos es más, pero a diferencia del minimalismo, éste busca calidez en objetos de procedencia natural y en tonos ceranos a la tierra, no en la simetría, las formas geométricas simples o la frialdad en materiales y colores.
La belleza de lo Imperfecto
En el Wabi Sabi existe un amor por la huella del tiempo que se encuentra latente en imperfecciones, arrugas, marcas, grietas, óxidos o pliegues propios del uso y el paso del tiempo.
Esto no sólo no se considera un defecto de los objetos, materiales o telas, sino que se acepta como un valor que los convierte en únicos y valiosos.
De esta manera, encontramos tazas, jarrones o telas gastadas, y cada una de ellas aporta su granito de arena para lograr una decoración Wabi Sabi.
Los materiales en el Wabi Sabi
Este estilo se vale de materiales naturales como el bambú, la madera, la cerámica, la piedra, el vidrio o el hormigón.
Además, también se utilizan tejidos orgánicos como el algodón y la lana o y fibras como el yute o el lino.
Es por ello que un mueble antiguo que se vea desgastado o un complemento con marcas del tiempo será muy valorado en un entorno Wabi Sabi, ya que sus características tan particulares no se podrán encontrar en un objeto recién comprado.
Menos es más
Esta filosofía japonesa, nos invita a apreciar lo que de verdad es esencial y nos hace desligarnos del lujo y, tal vez, encontrarlo en el valor de las cosas hechas a mano.
Por tanto, se trata de un estilo sencillo y austero en el que los objetos superfluos meramente decorativos no tienen cabida.
No será por tanto necesario llenar una vivienda de cosas, ni esforzarse por llenar todos los espacios en blanco.
Los pocos complementos que adornen un espacio Wabi Sabi serán de tipo cotidiano: tazas, cuencos, platos o vasijas, así como plantas o flores del entorno natural.
Sensaciones y colores
El Wabi-Sabi nos evoca algunos sentimientos como paz, tranquilidad, intimidad y nostalgia, gracias a la paleta de colores o pigmentos naturales que nos da la tierra: beiges, grises, blancos o terrosos son los reyes de este estilo.
Además, se utilizan paredes desnudas e imperfectas con textura rugosa, con sus grietas, panzas y vetas y por supuesto sin pulir. De este modo la propia textura realza las paredes sin necesidad de añadir nada más.
La iluminación en el estilo Wabi Sabi
Un interior de estilo Wabi-Sabi irá siempre acompañado de una iluminación tenue y cálida donde los focos y la luz directa no tiene cabida.
Se trata de no ver la fuente de luz y evitar deslumbramientos.
La luz indirecta a base de lámparas de mesa, pantallas que oculten la bombilla, además de, por supuesto, la luz natural filtrada por suaves y naturales tejidos, son las preferidas de este estilo.
Como veis, el Wabi Sabi es todo un estilo de vida, natural profundo y sencillo, que está de plena actualidad y sin duda nos encanta.
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