La Silla Roja y Azul fue fabricada por el arquitecto y ebanista Gerrit Thomas Rietveld en 1917 y se considera un manifiesto de la estética del grupo neerlandés De Stijl.
Esta pieza tenía como objetivos la expresión de la estructura matemática y la armonía universal de la naturaleza.
En realidad su versión más famosa no es la inicial sino la de 1923, cuando Rietveld aplicó los colores primarios (rojo, azul, amarillo y negro) al entrar en contacto con el grupo, abundantes también por aquél entonces en las obras de Piet Mondrian.
Hasta entonces la silla iba barnizada o en monocolor. Su diseño sirvió de inspiración a partir de 1930 para la silla Wassili de Marcel Breuer, de estructura tubular de acero y estética similar.
Geométrica, de formas sencillas y estética de esqueleto (como si le faltara el tapizado), la silla Roja y Azul está construida por 13 piezas de madera de sección cuadrada, dos listones (brazos) y dos tablas (asiento y respaldo).
En lugar del ensamblado tradicional, los travesaños van superpuestos y unidos con pasadores ocultos, y las tablas están fijadas con clavos.
Hoy se expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y la produce la firma Cassina.
La silla no destaca por ser un mobiliario confortable, es más una pieza decorativa que funcional diseñada a partir de un sistema modular.
Como dijo su creador “la construcción de la silla roja y azul está basada en un módulo de diez centímetros, que corresponde con el espesor de tres raíles“.
La sencillez de esta construcción geométrica es tan clara que la silla se puede construir sin emplear ningún tipo de plano de trabajo”.
En fin, un icono del diseño del mueble que nunca pasará de moda.
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Vía: pinterest.com