¿Verdad que casi huele a veranito? Aunque acabamos, como quien dice, de estrenar la primavera, seguro que ya te estás visualizando en el porche de la casa de verano (playa o montaña, es igual) o en una de esas largas sobremesas tras la comida al aire libre en el jardín…
Pues bien, antes de que tu mente corra más que las semanas, hay que ir preparando el terreno, y es que esta época es sin duda la ideal para ir preparando la decoración de nuestro porche o jardín y dejarlo todo listo para esos cálidos días que están a la vuelta de la esquina.
Así que, tanto si acabas de comprar una segunda vivienda como si quieres renovar tu porche actual y darle otro aire, dedicaremos este post a darte ideas y consejos prácticos, así como inspiración para conseguir una decoración espectacular que deje a todos con la boca abierta.
¡Vamos allá!
Qué tener en cuenta a la hora de decorar un porche
Como todo en la vida, antes de ejecutar hay que planificar, así que el primer consejo sería evitar acercarte a cualquier tienda a comprar lo primero que te guste sin ton ni son y pararte primero a pensar un poco.
Ten en cuenta que decorar un porche implica muchas decisiones previas, como definir su distribución, el estilo, la iluminación exterior, los complementos, etc.
Así que, como dijo Jack el destripador, vamos por partes…
#1. Evalúa tu espacio
Sí, todos queremos montar un megaespacio chillout, más una mesa de comedor para 12 personas, más un columpio a lo peli americana en el que dejar pasar las horas al atardecer balanceándose y una zona de hamacas para tomar el sol y, y, y…
Pero una cosa son los sueños y otra la realidad, y a veces “todo no cabe”, así que lo primero que tienes que hacer es evaluar tu espacio: cuántos m2 tiene tu porche, qué forma tiene (suele ser rectangular, pero si lleva una buena parcela anexa se pueden aprovechar varias zonas, etc.)
Si tu espacio es justo, mídelo (y si no, también, no vaya a ser que luego el sofá o la mesa que compres quede desproporcionada).
#2. Piensa en lo que necesitas
El porche es para usarlo, no para que lo admiren tus vecinos, por lo que si no eres fan del “dolce far niente” y por tanto el columpio no es santo de tu devoción, sencillamente no lo pongas simplemente por la foto de Instragram.
Por supuesto, si tienes un porche inmenso y te lo puedes permitir, adelante, siempre se pueden crear áreas diversas aunque no se usen todas de forma intensiva, pero si tu espacio no es el jardín de Versalles, mejor haz una lista de prioridades de cara a zonificar el espacio.
En este sentido, las 3 principales áreas a colocar en un porche suelen ser:
ZONA DE ESTAR
Priorízala si lo que te encanta es invitar a amigos o familiares y pasar horas de charla y risas con ellos tumbado en un sofá en sombra o sentados en buenos sillones mientras picoteáis algo en las mesitas auxiliares.
Y si tienes una gran parcela anexa, algo muy interesante es crear una gran zona de estar con chimenea exterior para amenizar las veladas al atardecer o cuando caiga la noche…
ZONA COMEDOR
Un clásico que no puede faltar, ideal para comer al aire libre. Suele ser la prioridad número uno, pero lo que sí suele variar es el número de comensales, así que piensa antes cuántos vais a ser de media para calcular el tamaño de la mesa y el número de sillas, que si en invierno las metes dentro de la casa, hay que dejarlas en algún lado.
Y si eres de los que aman la carne a brasa y dispones de un espacio en tu parcela, plantéate como complemento una barbacoa o un fuego a leña para hacer pizzas o para una buena paella patria 😉
ZONA RELAX
El consabido balancín , un sofá chaiselongue o una cama balinesa donde echarse la siesta de las mil y una noches son todas opciones válidas para esta área de descanso…
Igualmente, las tumbonas de suelo para descansar tras la sobremesa o unas hamacas colgadas de las columnas de tu porche (o entre árboles si tu parcela tira a silvestre) harán las delicias de propios y extraños.
Estas tres son las principales áreas que pueden encontrarse en todo porche que se precie. Si tienes poco espacio, prioriza una o dos de ellas.
Si en cambio dispones de una gran parcela o jardín, puedes plantearte otras áreas, como una zona de baño con su pack completo: tumbonas + piscina + vestuarios si te planteas hacer obra o bien una piscina hinchable o un pequeño jacuzzi si tu economía, tu espacio o las ganas de meterte en reformas no dan para más.
Eso sí, si optas por tumbonas para tomar el sol, lo ideal es colocarlas fuera del porche para aprovechar los rayos al máximo y evitar que lo tape la cubierta.
Lo suyo es colocarlas cerca de la piscina si la tienes y añadir una sombrilla para protegerte cuando lo decidas.
Eso sí, si no cuentas con una ducha exterior o una piscina, dale un uso adicional a tus mangueras de jardín y utilízalas para refrescarte, que en verano el sol cada vez aprieta más 😉
Otras áreas que podrías plantearte si dispones de espacio podrían ser éstas:
- zona de juegos para niños (desde una pequeña casita o una cama elástica a un parque de bolas)
- zona de juegos para adultos (mesas de pingpong, un área para la petanca si le quieres dar un toque francés)
- zona para mascotas (aunque suelen corretear al aire libre como les place, pero si les dejas su pequeño espacio para que retocen allí igual no te estropean tanto las flores)
- áreas de lectura (por si eres fan de los libros, ideal para una esquina del porche o para zonas bajo árboles que den buena sombra)
- un jardín zen (o cualquier otra zona “contemplativa”, de esas que relajan el alma, con sus pequeños estanques y fuentecillas)
Una vez decididas las áreas que pretendes poner, decide la ubicación de cada una en tu espacio para hacerte una idea de las medidas de los muebles principales o auxiliares que tendrás que comprar.
#3. Define el estilo de tu porche
El siguiente paso antes de salir a comprar cualquier cosa, sería elegir el estilo decorativo que le quieres dar al porche: ¿contemporáneo? ¿minimalista? ¿mediterráneo? ¿boho chic?
Ten en cuenta que aunque en decoración la mezcla es buena, si te pasas puede quedarte un pupurri extraño, así que mejor elige uno o como mucho dos estilos principales, y en este último caso prioriza uno de ellos y ponle toques del otro. Así no te equivocarás.
Eso sí, intenta que todo esté armonizado. No te quedes sólo en el porche y te olvides de combinar a juego la zona de baño…
Por ejemplo, si eliges el estilo mediterráneo o el rustic chic para el porche, opta por hamacas de madera y loneta de algodón para la piscina en lugar de las típicas de aluminio y textil blanco que quedarán muy bien en estilos minimalistas, pero no casan con los mencionados.
#4. Piensa en la iluminación
La iluminación exterior suele ser algo en lo que la gente no se para demasiado a pensar (un aplique mal puesto o un plafón que ilumine y a correr).
Y sin embargo una buena iluminación puede transformar todo tu porche, convirtiéndolo en un espacio súperacogedor y romántico de noche.
Si estás haciendo obra o puedes permitírtelo, pon iluminación de suelo en el camino de la entrada o en zonas estratégicas del jardín zen, usa apliques de luz indirecta para la fachada u otras zonas que enfaticen la arquitectura y añade guirnaldas de luz o bien en los troncos de los árboles o bien en el techo del porche si la arquitectura lo permite.
Y si la obra ya la tienes hecha o no te quieres meterte en muchos líos, siempre puedes hacerte con unas velas de exterior para generar esa atmósfera encantadora que buscas.
Únicamente, en este caso, ten cuidado con las velas “normales” porque suelen derretirse al sol, así que salvo que no te importe meterlas en casa durante el día, mejor búscalas artificiales o preparadas para exterior.
Otra opción es optar por lámparas portátiles, tanto de mesa como de suelo, que funcionan con baterías o se recargan con luz solar, una opción ideal para evitar los horribles cables que siempre suelen estropear cualquier decoración que se precie.
Si además tienes una piscina o un estanque, plantéate colocarlas sobre el agua para que el reflejo logre un efecto espectacular…
Decorando que es gerundio
Una vez hecha la planificación, toca la ejecución: ahora sí es el momento de salir de tiendas o bucear en la web para ir eligiendo cada pieza sabiendo las medidas aproximadas que buscas para cada una, así como una idea de
#1. Inspírate e infórmate
¿Has elegido estilo y tienes en la cabeza la distribución y los puntos de iluminación pero no sabes por dónde empezar? ¡Coge inspiración, que nadie nace sabiendo!
Bucea en redes como Pinterest o Instagram, muy dadas a la estética visual, para coger ideas.
Visita tiendas online de mobiliario exterior antes de comprar para hacerte una idea de lo que hay.
Acércate a alguna tienda físicas y toca los materiales o pregunta a los vendedores por el mantenimiento.
¡Infórmate antes de comprar!
#2. A cada porche, un presupuesto
Algo que tienes que tener siempre en mente a la hora de decorar tu espacio exterior (al interior también aplica) es tu presupuesto, porque es muy fácil pasarnos alegremente.
Define cuánto te quieres gastar (presupuesto deseado) y de cuánto no te puedes pasar de ninguna de las maneras (presupuesto máximo) y ajústate a él.
Para ello, ve tomando nota de cada pieza que elijas con su precio al lado y ve sumando totales, sobre todo si es tu primera vez, pues tendrás que comprar muchas otras cosas (aspersores, herramientas de poda, cortacésped, etc.) y todo a la vez te puede hacer un roto en la cuenta.
Eso sí, cíñete al estilo elegido y cuida la estética, pero dentro de ellas opta por muebles de mayor o menor calidad según tu presupuesto. A las malas, si solo duran un par de temporadas podrás cambiarlos por otros mejores cuando tu bolsillo esté más desahogado.
#3. Añade toques de color
El verano es colorista y el porche se presta a ello, así que puedes aprovechar los complementos para añadir color, que en ambientes exteriores siempre funciona.
Unos cojines, una alfombra de exterior, una mantita para las tardes que refresca, un objeto decorativo especial… cualquier opción es buena para añadirle alegría a tu porche.
Eso sí, aquí ten en cuenta también el estilo elegido: si optas por aires exóticos o bohemios podrás llenar tu porche de colores alegres y contrastados. Si prefieres los estilos calmados o femeninos tipo shabby chic, opta por tonos pastel, empolvados o relajantes.
Si en cambio te va lo minimalista, el blanco es el rey. Y si prefieres lo contemporáneo o quieres darle un aire más masculino, usa mejor tonos neutros sin demasiada estridencia, como grises, marrones o marinos, combinados con madera de tono medio para aportar calidez.
Por supuesto, a cualquier estilo siempre le podrás añadir plantas o flores coloridas, pues forman parte del “decorado exterior” y no tienden a interpretarse como parte del diseño, por lo que incluso en ambientes más serenos o formales te puedes permitir flores de cualquier color.
Puedes optar por macetas de flores con tonos vivos o “colgarlas” en el techo del porche, que genera un efecto mucho más espectacular y de paso pueden ayudarte a protegerte del sol a modo de techo.
#4. Un ojo en la estética, otro en la práctica
Y es que cuando hablamos de exterior hay que pensar mucho en el mantenimiento.
Ten en cuenta que el sol, al que amamos el 95% de los mortales, es letal para casi cualquier material: textiles, maderas, ceras… todo suele decolorarse con el tiempo, cuando no directamente derretirse.
Si a eso le añadimos las distintas inclemencias del tiempo (humedad, lluvia o hasta granizo, que no será la primera vez que cae una de repente en verano) podemos encontrarnos nuestros muebles o complementos arruinados en un plis plas.
Por eso, es importante que cuando elijas tus muebles de jardín optes por materiales especialmente preparados para ello o bien dejes los más delicados en la zona del porche que tenga cubierta, para que estén más protegidos.
También es interesante que optes por telas “todoterreno” que repelan las manchas o la suciedad o materiales que no se oxiden fácilmente si estás cerca del mar o la playa.
De hecho, con los avances actuales podrás encontrar incluso textiles que “se autolimpian con el sol” (no es broma), o materiales sintéticos que lo aguantan todo.
En resumen, decorar un porche con jardín no es tarea fácil, pero sí divertida y gratificante.
Y el resultado (esas tardes memorables de verano, esas comidas para recordar, esa siesta al aire libre o esa desconexión absoluta respecto a la vorágine diaria) sencillamente no tiene precio.
Así que, recuerda, quien tiene un porche, tiene un tesoro, así que vístelo con mimo y te lo devolverá con creces. 😉