Ahora que estamos en pleno invierno, seguro que echas de menos una gozosa manta de punto gruesa a la que abrazarte cuando entra el frío.
Y es que no hay nada más acogedor que llegar a casa, ponerse la ropa más cómoda que tengamos a mano y abrigarnos con una manta gigante para evitar que el frío nos atrape.
Las mantas gruesas de punto son tendencia y no hay interior “instagrameable” que no cuente con una.
Resultan muy agradables y son tan cómodas y suaves que te pasarás horas de maratón viendo series en el sofá, atrapado por estas mantitas de tejidos gruesos y mullidos.
Así que en este post vamos a dedicarnos a ellas para que aprendas a utilizarlas y combinarlas correctamente. ¿Te quedas a ver?
Manta de punto gruesa en la cama
Las mantas gruesas de punto son perfectas en la decoración de un dormitorio.
Aparte de darle a la habitación un toque muy especial, aportarán textura y personalidad, además de ser esenciales para tenerlas a mano para los días lluviosos o fríos en los que a medianoche te recorre un escalofrío, ya que un textil como éste puede proporcionar mucha calidez.
A nivel decorativo puedes utilizarla como un plaid de cama (doblada, dejando ver parte de la funda nórdica a cada lado) o como una colcha, ya sea cubriendo totalmente toda la cama o parcialmente los pies.
También puedes decorar tu cama en versión casual “dejándola caer”, sin estirarla, evitando cubrir toda la cama.
Manta de punto en el salón
Simplemente cubre con una manta una esquina del sofá y llénalo de comodidad y calidez a un lado de la chimenea.
Le darás un toque de glamour invernal al salón y al mismo tiempo tu manta de punto se convertirá en la auténtica protagonista de la sala.
Otra opción es optar por ubicar la manta de punto en el lateral de un sillón o chaiselongue, dentro de un canasto o sobre una silla y dejarla caer hasta que arrastre sobre el suelo. De esta forma crearás un ambiente más hogareño.
Tonalidades neutras y colores vivos
Las tonalidades neutras te ayudan a crear un espacio más uniforme, por lo que aquí tenemos buenos ejemplos de cómo elegir una buena manta para un cuarto, que además sea muy sencillo.
El gris perla, el grafito o los tonos crudos ayudan a conseguir ese aspecto moderno que algunos buscan, mientras que el blanco suele ser uno de los favoritos ya que combina con diversos estilos.
No obstante, para los que se animan con el contraste también podemos encontrar mantas gruesas de color, tanto en tonos oscuros, como vivos o pastel.
En este sentido, los mostazas o el rosa palo pueden traer calidez a nuestros espacios y resaltarlos.
Espacios diferentes
Las mantas de tejido grueso de punto también son perfectas para aportar un poco de glamour a la zona del vestidor o el tocador y añadirle encanto a cualquier espacio al instante.
Puedes optar por una manta de punto en tonos pastel y conseguir de este modo un aspecto mucho más delicado en esos rincones olvidados de la casa, dándoles un aspecto más íntimo que inviten a la lectura de un libro y un buen café.
Al igual que en el salón, deja caer tu manta de punto grueso sobre el lateral de un canasto, banco o silla y verás que bien encajan, añadiendo un toque “natural” a cualquier ambiente.
Mantas bicolor
Precisamente porque son menos comunes, las mantas de punto bicolor son muy llamativas y aportan al ambiente un toque diferente.
Los colores suelen ir en franjas más o menos gruesas y no suelen mezclarse más de dos colores, siendo una opción perfecta para los que buscan algo más original.
¡Combina!
Si te gustan las mantas en general, puedes jugar con sus diferentes texturas.
Las mantas de punto grueso son fáciles de combinar y encajan a la perfección con otras mantas de grosores más finos y tejidos como el lino o algodón.
También puedes experimentar con algunas fundas de cojines (el tejido de punto grueso queda especialmente bien en cojines con forma ovalada, tipo trapillo).
¡Anímate y da rienda a tu imaginación!
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Vía: pinterest.com