El azul es, junto con el verde, el color más evocador de la naturaleza: es el color del cielo y del mar, de los ríos y los océanos… Es uno de los colores que más adeptos tiene, y de hecho diversos estudios del color demuestran que disgusta a muy pocos.
Como cualidades positivas es un color que tiene virtudes calmantes, intelectuales y favorece la concentración, por lo que está especialmente indicado en dormitorios, sitios de descanso y meditación. Además, el azul es el más sobrio de todos los colores fríos, por lo que transmite seriedad, confianza y tranquilidad.
Como cualidades negativas, utilizado en exceso puede provocar aislamiento, frialdad y enfermedad. De hecho, de todo el espectro de colores, el azul es el más “frío”: nuestra piel y labios se ponen azules con el frío, el hielo y la nieve tienen tonos azulados. Por eso suele utilizarse más (por compensación) en ambientes cálidos, como zonas de playa (el estilo ibicenco sería el más claro) ya que aporta un plus de frescor muy agradable a altas temperaturas.
En Feng Shui, el color azul promueve la felicidad y la independencia y se le relaciona con el elemento agua. A nivel de salud es bueno para aquellos que sufren caídas capilares, afecciones dermatológicas y problemas relacionados con el sistema nervioso central.
A la hora de aplicarlo a la decoración, dadas sus cualidades calmantes y relajantes, es muy adecuado para el dormitorio y las habitaciones de bebé, especialmente en su matiz más pastel (azul claro, azul verdoso, etc.) En su variante más viva (azul turquesa) transmite energía y vitalidad (por lo que habrá que usarlo con moderación, en pocos puntos) y en su versión más oscura puede resultar algo frío y, en ocasiones depresivo. Como color también es muy utilizado en baños, pues el azul tiene una ciertas connotaciones higiénicas que lo hacen perfecto para esta estancia. En cambio no suele utilizarse en la cocina, pues como color no se vincula a ningún alimento (muy pocos alimentos de la naturaleza tienen una tonalidad azul).
Tip para decorar: El azul es un color muy adecuado para combinarlo con maderas (que compensan su frialdad) o marrones (especialmente en su variante pastel). El azul claro es ideal para el estilo Shabby Chic, el turquesa combinado con el blanco nieve o hueso va perfecto para el estilo contemporáneo (le da un toque atrevido a la decoración) y en su variante azul marino queda muy bien para pisos o apartamentos más masculinos o señoriales.
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Me ha encantado esta entrada!
El azul es sin duda mi gama de color, aunque siempre tiro a los turquesas, considero que el azul claro es perfecto para la decoración de mi futura casa combinado con el blanco y madera en abedul…es serenidad total!
Hola Ruth, tu opinión es la de muchos (es uno de los colores que más suele gustar ;)). Quizás es precisamente por lo que tú comentas: es uno de los colores más serenos y tranquilos de toda la gama. Y tu selección perfecta, ya que el blanco le va perfecto y la madera le aporta calidez.