Con la llegada del invierno y del frío nada mejor que una tarde de sofá, peli y mantita. Si además lo acompañamos de una chimenea la estampa no puede resultar más acogedora. Y es que el fuego tiene algo de hipnótico: su color, su sonido, su chisporroteo y el calor que desprende hace que podamos pasarnos horas mirándolo sin cansarnos.
Tipos de chimeneas hay muchos y en este blog ya hemos visto algunas de ellas, como las de tiro visto o las separadoras de espacios, pero hay una tipología de chimenea especialmente decorativa de la que nos declaramos abiertamente fans: las bellísimas chimeneas de inspiración tradicional sueca.
Este tipo de chimeneas responde originariamente al nombre de Kakelugns y su origen data de alrededor de principios del siglo XVIII, cuando en Rusia y en la Europa escandinava se sufrió un recorte doméstico de madera y las chimeneas existentes se empezaron a mejorar para potenciar la combustión eficiente. Fueron sobre todo los suecos los que desarrollaron el mejor sistema (corriente descendente, contraflujo) al que evolucionaron las chimeneas suecas y finlandesas fundamentalmente.
Las chimeneas suecas suelen tener la apariencia de columna revestida con cerámica coronada por un “capitel” en ocasiones sencillo y en otras con forma de corona al estilo de las tradiciones monárquicas escandinavas. El horno, situado en la zona inferior, suele ser de hierro con dos pequeñas puertas abatibles de latón que se abren o cierran al gusto.
La mayoría de chimeneas suecas suelen ser lisas, sencillas y de color blanco, por lo que quedan ideales en los ambientes de estilo escandinavo, aunque también las hay de color, ornamentadas o con la corona decorada. Suelen colocarse en esquina, aunque también los hay que las centran en una pared o las colocan en el medio del salón para darles protagonismo.
Dado que estas chimeneas transmiten el calor de forma muy sutil, sólo resultan ligeramente calientes al tacto: no hay superficies que quemen o llamas desnudas que puedan causar daños personales. El calor se irradia día y noche con dos simples fuegos por día que se consumen durante hora y media y que mantienen el calor las 24 horas. Al no estar produciendo fuego todo el día, estas chimeneas contaminan mucho menos y resultan mucho más ecológicas que las convencionales de troncos de leña. Además, al funcionar con sólo 2 fuegos al día, se consume mucha menos leña, que además puede mucho más fina que los habituales troncos o basarse en restos que no pueden utilizarse para otros usos, lo que se nota en el bolsillo.
En resumen, una de las opciones más estéticas, prácticas, económicas y ecológicas de tener una chimenea en casa. ¿Verdad que además quedan preciosas?
Vía: pinterest.com