Cuando planeamos un viaje de vacaciones a otro país o ciudad, los más aplicados preparan la ruta de todo lo que hay por ver en el lugar de destino, los vuelos que habrá que tomar y los mejor sitios para hospedarse; y los más dejados, a las ordenes de los primeros, sólo tienen que dejarse llevar y disfrutar de las vacaciones organizadas sin derecho a rechistar si algo del plan no les gusta. Ahora bien, qué pasa cuando nuestros organizadores aciertan de lleno con el plan; pues que al menos se merecen que les invitemos a una cena ¿no?. Pero y si además eligen un hotel de diseño . Entonces, sí que sí, las vacaciones se convierten en toda una experiencia porque, después de una larga jornada de turismo, el día termina por todo lo alto con todas las comodidades, lujos y buen ambiente que ofrecen los hoteles de diseño con un interiorismo bien concebido.
Vamos a viajar virtualmente a uno de esos hoteles repletos de detalles que tanto nos gustan, y, quién sabe, si tú que lees este post eres el “planificador vacacional”, quizá te sirva como destino para el próximo verano.
Cogemos las maletas y nos vamos hasta el corazón de Ámsterdam (Países Bajos) , muy cerca de la plaza Dam, para alojarnos en una de las 149 habitaciones, o una de las 11 suites, que ofrece hotel IKN, cuyo nombre se debe al periódico holandés “De Tij”, que tenía su antigua sede en este mismo lugar.
Nuestro hotel se encuentro compuesto por un conjunto de edificios históricos situados a lo largo de la calle principal, cuyo interiorismo perfectamente podríamos definir como contemporáneo con toques de clásico renovado. De él se desprende un ambiente de elegancia, confort y buen gusto.
Entrada
Una vez llegamos al acceso, lo primero que vemos es un gran panel tipográfico tras el mostrador de recepción. El protagonismo es cedido por completo a unas inmensas letras que hacen un guiño al antiguo uso del edificio, queriendo simular las letras de plomo que se utilizaban en imprenta, y destacando en color dorado las que corresponden con el nombre del hotel (INK), pero en sentido inverso.
Al contrario de lo que suele ocurrir normalmente, el mostrador de recepción no tiene un gran diseño, reduciéndose en este caso a una simple mesa con patas de caballete, iluminada por tres lámparas de estilo industrial. Todo ello con el fin de crear el foco de atención en la pared trasera.
Sobrepasada el área de recepción, llegamos a un patio donde nos encontramos un suelo irregular de pizarra que nos acompañará en varias zonas del hotel. Esta zona es muy luminosa gracias a la cubierta de cristal que deja pasar la luz natural, y a las paredes blancas que se encargan de reflejarla. Un banco circular de madera que bordea un árbol y varias plantas, dan la bienvenida a los huéspedes. Desde aquí, podemos ver cómo la planta baja está concebida como una mezcla de locales, ya que se aprecian claramente las compartimentaciones de la zona de bar, restaurante, cocina y sala de juntas. Todas ellas divididas sin estar completamente aisladas.
Patio
Un patio de paredes de ladrillo blanco y suelo gris claro, con muebles de diseño desenfadado y líneas modernas, crea un lugar perfecto para el descanso de los huéspedes. Destacan los cojines de distintos azules con botón que dan la pincelada desenfadada al ambiente. Sus lámparas industriales que penden de un cableado, iluminan el patio durante las noches.
Habitaciones
Una vez vista la planta baja, cogemos el ascensor y nos dirigimos a la habitaciones. Unas estancias sencillas pero resultonas. Con la distribución habitual que suelen tener los hoteles, estos dormitorios ofrecen como novedad, una paredes pintada en negro con un mapa blanco de la ciudad en 3d; perfecto para nosotros que la visitamos por primera vez;) Puro entretenimiento para ver desde la cama. Ahora bien, llega un momento en el que nos lo sabemos de memoria, así que podemos encender la tele que se encuentra suspendida en esa misma pared, y que está enmarcada con un perfil de madera (excelente idea para no ver los cables por el lateral) y decorada con unas pequeñas letras como las de la entrada.
Cuando llegue la noche, contaremos ovejas desde una cama con cabecero de madera (acolchado en la parte baja para que sea más cómodo), que cuenta lámparas integradas y con una trasera dorada rematada con nuestras famosas letras de imprenta. Tras la cama, una cortina blanca ondulada recubre toda la pared, compensando el negro de la pared enfrentada.
Y si antes de dormir queremos bichear un poco en nuestro portátil, podemos hacerlo desde el escritorio retro de madera o bien desde el sofá contiguo.
Nuestro baño podemos verlo desde el dormitorio puesto que se encuentra abierto a éste, aunque no hay que alarmarse porque sólo está visible la zona de lavabo, enmarcada en una estructura dorada, y con una bombilla suspendida de filamentos vistos, muy a la moda. Sólo en las suites, tendremos la bañera exenta colocada en la propia habitación, justo detrás de la televisión.
Sala de reuniones
El hotel ofrece un espacio de reuniones para sus clientes, la sala Garden Room con vistas al patio interior. En esta zona, donde el suelo es el mismo que en el pasillo, destacan las sillas elegidas: una butacas tapizadas en terciopelo de distintos azules que se intercalan a lo largo de una mesa doble de madera oscura. Tras la mesa, un mueble de almacenaje fabricado a medida, también en madera oscura, se encuentra decorado con plantas distribuidas en las baldas y suspendidas en uno de los extremos, cuyo maceteros de cobre combinaban perfectamente con las lámparas colgantes, también de cobre, que iluminan la mesa de reuniones. Las cortinas del ventanal, y las que separan la propia sala de reuniones del pasillo, cierran el conjunto con sus telas de color blanco y marrón. Desde luego dan ganas de ponerse a trabajar en este espacio.
Restaurante
Para despedir nuestra visita al hotel, no podemos dejar de ver el bar y el restaurante. Espacios de relax donde terminar nuestro viaje a este maravilloso hotel.
Una barra exenta en forma de isla con paneles dorados y un estante colgante con botellas decorativas es lo primero que encontramos al llegar al bar. Un buen comienzo para ir abriendo boca. De esta zona, además de lo ya comentado, nos encanta la luz indirecta: la que sale de la parte inferior de la barra resaltado el tono dorado, y la que ilumina las botellas resaltando el liquido anaranjado que contiene.
En una parte anexa podemos disfrutar de una copa de una forma más relajada. En torno a una chimenea colocada en el centro de la sala, se distribuyen varios sofás y sillones con mesas de centro doradas y cobre. De manera perimetral y pegada al techo, una estantería bordea toda la sala, albergando libros que van de colores naranjas, a verdes, pasando por rojos y amarillos. Unas alfombras moradas hacen más acogedor el espacio, dejando ver entre ellas el suelo de madera clara.
En la zona de restaurante podemos ver un compendio de todos los elementos vistos hasta ahora. Las butacas de la sala de junta dan servicio a las mesas, en este caso tapizadas en tonos azules y grises. Unas librerías revisten las paredes, albergando en sus baldas objetos estratégicamente escogidos en tonos azules y arenas y siendo rematados sus cantos con chapas doradas, a juego con la decoración de las mesas. Destaca también el suelo, que alterna baldosa gris con pequeñas pinceladas amarillas.
Hasta aquí nuestro periplo por el hotel INK al que nos gustaría volver en otra ocasión, eso sí, de manera presencial. Si os animáis a ir, no dejéis de contarnos vuestra experiencia en uno de los hoteles de diseño más destacado de Ámsterdam. ¡Hasta el próximo viaje virtual!
Vía: pinterest.com