A la hora de decorar el salón, una de las formas más utilizadas para “cerrar” la zona de estar es utilizar un doble puf o doble otomana en uno de los extremos o bien para completar la decoración a modo de mesas de centro.
El concepto otomana viene especialmente del estilo árabe o turco. No obstante, quizás por su uso en inglés, a día de hoy se ha generalizado a todo tipo de pufs o reposapiés.
Por otro lado, utilizar un elemento repetido es uno de los recursos más clásicos en interiorismo. Ya vimos en su momento cómo la simetría es uno de los principios más característicos de la decoración de interiores, utilizada especialmente en estilo clásico. El par de objetos (ya sean dos lámparas sobre un aparador, dos sillones perfectamente colocados junto a la chimenea o dos cuadros colgados en la pared), suelen transmitir una sensación de orden, limpieza y sobriedad al conjunto donde van colocados.
Aunque una doble otomana puede colocarse en cualquier zona (bajo el aparador de la entrada, a los pies de la cama o en una sala de espera, en este artículo nos centraremos en su uso en el salón).
Lo habitual en el más común de los salones es disponer de un mueble TV en una de las paredes, un sofá de tres plazas justo enfrente y, o bien un sofá de dos plazas, o una chaiselongue o dos sillones en ángulo recto con el sofá, para permitir una cómoda conversación entre varios. Pues bien, el espacio restante puede ser “rellenado” con una doble otomana para encuadrar visualmente esa zona. Si además le añadimos una gran alfombra que coja todos los asientos (sofás, sillones y pufs) el efecto resultará perfecto.
En otras ocasiones, cuando la TV no es el elemento más importante sino que se da prioridad a la conversación, podemos encontrarnos dos sofás de idéntico tamaño enfrentados uno a otro, con una mesa de centro en el medio y quizás una columna chimenea a uno de los lados. En estos casos, igualmente podemos cerrar el lado abierto con dos puf y nunca nos equivocaremos.
Ya sea de uno u otro modo, esta forma de cerrar el espacio es muy interesante porque al no tener los pufs respaldo ni brazo alguno, dejan libre la vista para captar todo el espacio, además de no entorpecer la luz que pueda provenir de ventanas o ventanales.
En cuanto al tipo de otomana más adecuado, las de pata en cruceta quedan especialmente bien en cualquier estilo. Los tapizados en capitoné o los de terciopelo rematados en tachuelas aportarán glamour. Si deseas un aspecto más rústico, los de tela de saco o los de base en mimbre y ratán quedarán perfectos y si tu estilo es el árabe, un par de pufs marroquíes harán las delicias de tu salón. Por último, los bajitos, anchos y perfectamente rectangulares serán los idóneos si tu salón es minimalista o contemporáneo.
¿Que no sabes cuál seleccionar? Pues echa un vistazo a estas imágenes con ideas para decorar el salón con doble otomana y elige el tuyo 😉
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Vía: pinterest.com