Los pedestales son un elemento muy utilizado por decoradores e interioristas en los proyectos de diseño interior. Sin embargo, a nivel de calle, suele ser una pieza a la que pocas veces se recurre, quizás por desconocimiento, quizás porque se entiende de poca utilidad, pero lo cierto es que los pedestales resultan muy decorativos.
Un pedestal no es más que una peana o base que sostiene una columna, una estatua o bien una pieza que queramos resaltar (de ahí la expresión “tenerlo en un pedestal”, como alguien a quien admiramos o mostramos respeto). Por tanto, lo que coloquemos sobre el pedestal será siempre algo a lo que daremos especial relevancia o importancia, convirtiéndose en el principal foco decorativo de ese ambiente. Lo más habitual es colocar encima un busto o una planta, pero también puede ir una cabeza de ciervo, unas bolas plateadas, jarrones con flores o unas grandes velas. Además, son muy utilizados en el diseño de locales exclusivos o de alta gama, colocando encima bolsos, zapatos, joyas u otros elementos a la venta.
A la hora de decorar con pedestales, podemos optar por elegirlo de estilo y color neutro para darle importancia a la pieza que soporte, o bien convertir al propio pedestal en pieza decorativa, con o sin elemento adicional, poniendo el foco en el material o en la forma. Pueden hacer de simples piezas escultóricas, de mesitas de apoyo
Existen fundamentalmente 3 formas de decorar con pedestales atendiendo al número:
Un único pedestal
Sirve para ensalzar algo concreto, como un busto, una planta o una escultura moderna. A veces se utiliza también en entradas pequeñas, sustituyendo a la consola, dado que ocupa mucho menos espacio en ancho pero sirve para el mismo fin (dejar unas llaves, el correo, etc.)
Un pedestal único es también interesante colocarlo al fondo de un pasillo largo y estrecho, como si éste estuviera diseñado exclusivamente para llevarnos a aquél. En este caso, cuanto más contraste haga el pedestal con la pared, más impactante resultará el efecto.
Dos pedestales
Se suele optar por la colocación de dos pedestales en ambientes clásicos (donde la simetría y la armonía de líneas son principios básicos) o bien para enmarcar una entrada o un aparador, colocando un pedestal a ambos lados de la puerta, el arco de entrada o el marco.
En estos casos, se aconseja que los pedestales sean exactamente iguales, es decir, del mismo material, color, tamaño y textura, y que los objetos que se sitúen sobre los mismos sean también iguales o con pequeñas diferencias, pero siempre percibidos como de un mismo juego.
Tres o más pedestales
Otra opción es jugar con varios pedestales agrupados de diversas formas. Lo habitual en estos casos es que sean de un modelo similar pero con variación de altura o tamaño. En estos casos suelen colocarse en grupo, los pequeños por delante de los más grandes. Si en cambio optamos por alinearlos uno junto a otro, entonces deberán ser del mismo tamaño y forma, al igual que sucedía con el par de pedestales, solo que en este caso el número impar ya dará dinamismo.
Ya sabes, si tienes algo que destacar, elige un pedestal y sácale todo el partido 🙂
Vía: pinterest.com