Diseño de oficinas: Cómo decorar una sala de reuniones

Dentro del mundo del diseño de oficinas hay varias estancias clave que definirán su estilo y personalidad de cara a terceros y de ellas destacan especialmente tres: la recepción, la sala de espera y la sala de reuniones, a la que le dedicamos el post de hoy.

La sala de reuniones es un espacio esencial en toda oficina: ya sea para meetings internos del equipo de la empresa o externos con clientes, proveedores, accionistas o miembros del consejo, lo cierto es que en ella se toman decisiones cruciales en todo negocio y por ello, es vital crear un entorno no sólo funcional sino también agradable para fomentar el diálogo y evitar discusiones acaloradas.

Por otro lado, la sala de reuniones deberá ser un claro reflejo de la imagen que la compañía quiera proyectar y por tanto su diseño debe estar acorde con el resto de la oficina, no haciendo de ella una isla sin conexión alguna con el resto.

Por todo ello, a la hora de afrontar un proyecto de diseño de una sala de reuniones debemos atender a varios aspectos. ¡Vamos con ellos!

La privacidad

Probablemente el primer punto a plantear a la hora de realizar el proyecto de diseño de la sala de reuniones es el nivel de privacidad visual y acústica deseado.

En esto, como en todo, hay casos para todos los gustos: desde empresas que por el nivel de confidencialidad de los asuntos a tratar en las reuniones buscan aislarse completamente hasta compañías con filosofía “open office” en las que no hay barreras, formando la sala de reuniones parte del resto del área de trabajo. Veamos las principales opciones:

Salas Cerradas

Cuando se quiere un nivel de privacidad total tanto acústica como visual, no hay duda: lo mejor es una sala cerrada, con sus muros y puertas convencionales.

Y si además queremos evitar el eco, podemos colocar techos acústicos perforados especialmente preparados para ello.

Lo anterior no quita sin embargo para que dentro de la sala podamos optar por un interior creativo, con la ventaja de que al disponer de varios muros podemos utilizarlos para revestirlos con materiales o papeles impactantes.

Salas abiertas

Es exactamente el caso contrario: la apertura total tanto acústica como visual, sin muros ni puertas de acceso, que permiten una completa libertad de movimientos y proyecta una imagen de dinamismo y transparencia absoluta, más típica de start-ups y empresas jóvenes que de empresas con gran trayectoria y solidez.

Salas acristaladas o semiabiertas

Cuando buscamos amplitud visual y no nos importa que nos vean pero sí algo más que nos escuchen, lo ideal es crear salas de reuniones acristaladas o semiabiertas, que mitigan el sonido (aunque no tanto como un muro) pero dejan ver completa o parcialmente el interior.

Si se desea apertura visual pero una mínima privacidad visual, una opción muy socorrida es instalar vinilos en las hojas de vidrio (ya sean traslúcidos u opacos, sencillos o con diseños geométricos), que además ayudan a evitar que algún despistado choque contra el cristal pensando que no hay nada…

… o bien, como en este otro caso, optar por salas semiabiertas realizadas con materiales plásticos que permiten una interconexión con el resto de la oficina garantizando sin embargo una mínima privacidad.

Salas Flexibles

Son salas de reuniones “de quita y pon”. Utilizan separadores de espacios como cortinas, paneles japoneses y similares para permitir una amplitud visual y estética cuando no se están utilizando y una cierta privacidad visual cuando se convoca una reunión.

Obviamente en este caso la privacidad es más visual que acústica, ya que los textiles, por pesados que sean, sólo matizan el sonido, pero siempre dejan huecos por donde se cuela, pero son una opción ideal, flexible y económica para montar salas de reuniones en un pis pas.

Salas mixtas o semiprivadas

Finalmente, y dado que no todo es blanco y negro, existen salas de reuniones mixtas en las que ni todo es muro, ni todo es cristal.

Son salas especialmente estéticas, que combinan la privacidad acústica de materiales sólidos como la madera o sus derivados con la apertura visual del vidrio.

Los materiales

Elegir el material base del “continente” de la sala (paredes, suelos y techos) condicionará tanto el contenido (mobiliario) como la decoración general.

Madera o asimilados

Tanto la madera natural como sus derivados (laminados, paneles estratificados, etc.) suelen ser uno de los materiales más utilizados, tanto por lo bien que combinan con el resto de elementos como por su aporte de calidez que le dan al conjunto.

Ahora bien, a la hora de aplicarla puede hacerse de varias formas: una, más tradicional, fundamentalmente en suelos, paneles verticales o incluso algún revestimiento de techo…

…o bien de forma más creativa, por ejemplo creando envolventes o bien combinándola con materiales ultramodernos y colores vivos para conseguir una estética de impacto.

Vidrio y Cristal

El vidrio, ya sea transparente, traslúcido o con color, es otro de los materiales que reinan a la hora de diseñar una sala de reuniones. Es típico de aquellas salas de reuniones exteriores donde encontramos grandes ventanales o incluso techos acristalados que le dan una estética “high tech” y que habitualmente buscan un mobiliario que acompañe (como mesas de vidrio, lámparas de cristal, etc.)

Igualmente puede combinarse con otros materiales como plásticos o metacrilatos para potenciar el efecto

Otros materiales

Hormigón o ladrillo visto, telas para las paredes, papel pintado, musgo liofilizado, moquetas y alfombras o suelos de césped artificial son materiales con los que se pueden conseguir resultados muy impactantes.

En estos casos, cuando se pone el material en el foco, el mobiliario debería ser neutro para evitar la confusión visual y darle al primero todo el protagonismo.

La decoración

Una vez elegidos los elementos principales, toca ahora diseñar el ambiente general de la sala de reuniones. Aquí entran en juego cuestiones como la imagen de marca, la “edad media” de los trabajadores de la compañía, el sector en el que se mueve, etc.

Salas Sobrias

Suele ser la más habitual y convencional en los proyectos de diseño de una sala de reuniones. Esto es así porque las empresas suelen querer transmitir una imagen de seriedad, profesionalidad y buen hacer, y este tipo de diseños lo transmiten. Además, la estética sobria hace que sea válida para todos los públicos, de forma que lo mismo se pueda usar para una reunión interna de trabajo que con clientes de todo tipo, carácter, edad y nacionalidad.

Es habitual en banca, compañías de seguros, grandes empresas sólidas o con historia (constructoras, inmobiliarias, etc.),

Suelen usar tonos neutros (blancos, negros, grises o beiges) aunque pueden jugar con algunos elementos como la iluminación para darles un plus de creatividad.

Salas Coloristas

A diferencia de las anteriores, apostar fuerte por el color tiene un componente arriesgado pero a la vez impactante, ya que se busca es sorprender. Diseñar una sala de reuniones colorista suele crear un efecto positivo en sus asistentes, anima más a la conversación y participación y le da un punto más informal a las reuniones, aunque se estén tratando asuntos de importancia.

Es habitual en start-ups, empresas dinámicas basadas en el mundo internet, agencias de publicidad o compañías en las que el diseño y la creatividad forman parte de su leit motiv.

Salas Tipográficas

Las salas que juegan con la tipografía como punto fuerte suelen primar el mensaje y animar a la conversación y el intercambio de ideas. Perfectas para reuniones internas de brainstorming, tienen al igual que las anteriores un punto joven e informal que relaja el ambiente sin tener que recurrir en este caso al color.

Muy habituales también en agencias de marketing, start-ups creativas y por supuesto, empresas en las que el diseño gráfico forma parte de su negocio principal.

La mesa

Y una vez decidido el ambiente y estilo de nuestra sala, toca entrar al detalle y elegir sus componentes principales: la mesa y las sillas.

Aunque suene a perogrullo, la mesa de la sala de reuniones deberá tener un mayor o menor tamaño dependiendo del tamaño de la compañía (no es lo mismo una micropyme de 4 personas que una gran empresa con un nutrido equipo). Por tanto, evaluar cuántas personas de media asisten a las reuniones será clave para determinar si la mesa deberá ser más o menos grande para alojar a un mayor o menor número de asistentes.

Mesas circulares

En muchas ocasiones, para pymes o pequeños despachos, bastará con una mesa para 6 u 8 personas, en cuyo caso se recomienda una mesa redonda, que facilita la proximidad y la conversación al situar a todo el mundo en igualdad de condiciones.

Mesas rectangulares

Por el contrario, cuando a las reuniones debe asistir un gran número de personas, lo ideal es la clásica mesa alargada rectangular, disponiendo los asientos a su alrededor y dejando la presidencia a quien organiza la reunión o al más alto cargo de la compañía.

Las sillas

La elección de la silla es un elemento muy personal que sin duda marcará el carácter de la sala, dado que su fuerte presencia y repetición de elementos les dará gran parte del protagonismo. En esta decisión suelen entrar en juego una combinación de aspectos funcionales, estéticos y presupuestarios que habrá que valorar.

Sillas giratorias

A nivel funcional, lo ideal para una gran mesa de trabajo como la de la sala de reuniones, es contar con sillas con ruedas que permitan una fácil movilidad, preferiblemente con brazos para una mayor comodidad. Y si son regulables en altura con algún tipo de accionador que suba o baje el eje en vertical, ya será el sumum de la comodidad 🙂

Sillas semigiratorias

Sin embargo, si se opta por la estética o por dar un aire diferente a la sala, se puede optar por sillas de pie fijo y asiento giratorio, que permiten moverse a derecha e izquierda sin necesidad de mover la propia silla, muy útil por ejemplo si en la reunión se da algún tipo de proyección.

Sillas fijas

Como tercera opción siempre quedarán las sillas fijas, bien con pata convencional o de patín (esas que normalmente forman una especie de U lateral). Son menos funcionales pero  a cambio podremos encontrar muchísima más variedad a nivel estético y presupuestario para ajustarse a la decoración de la sala.

En cualquiera de los casos, por lo que respecta a los brazos, hay que estar atentos a que sean lo suficientemente bajos como para entrar por debajo de la mesa (cuya altura suele ser de 75cm), de forma que se pueda uno acercar lo suficiente a ella. En teoría las sillas de trabajo vienen preparadas para ello, pero no será la primera vez que no tengamos esto en cuenta y nos encontremos con que chocan con el borde.

En resumen, todo un mundo de opciones para decorar una sala de reuniones y transmitir la imagen de la empresa que tengamos marcada. Os dejamos con algunas opciones más como inspiración… ¡y que fluyan las ideas!

Vía: pinterest.com