Si la semana pasada hablábamos precisamente de la importancia de las sillas de comedor en el diseño de interiores, no lo es menos como elemento de prestigio para los diseñadores industriales a lo largo de todo el siglo XX.
Y es que prácticamente todo diseñador o arquitecto reconocido que se precie tiene en su haber una silla icónica que ha marcado su carrera.
Aunque en nuestro Rincón de la Fama vamos recogiendo una a una las piezas más representativas del pasado siglo, hoy queremos detenernos en la silla Zig Zag (una de las más antiguas de nuestra recopilación) y en sus aplicaciones concretas al diseño interior.
Diseñada por el arquitecto Gerrit Rietveld en 1934, la simplicidad de su forma y producción (4 tablas ensambladas que le dan la apariencia de una sola pieza) es probablemente lo que ha hecho que su diseño perdure a través de los tiempos sin quedar desfasada.
Eso sí, la dureza del asiento puede no ser la adecuada cuando se quieren pasar largas jornadas en ella, motivo por el que muchas veces se emplea en el diseño de interiores como objeto decorativo más que como silla en sí.
Aún en ese caso, sus aplicaciones en viviendas, oficinas y otros espacios son múltiples. ¡Vamos con ellos!
Como pieza escultórica
Como objeto de culto, la silla Zig Zag se presta especialmente como ninguna otra a figurar como simple escultura. Su apilabilidad y el característico juego de diagonales ayudan poderosamente a ello.
Papel protagonista
La Zig Zag puede llevarse todo el protagonismo de una estancia cuando se utiliza como el único tipo de silla utilizada en comedores o cocinas, sin mezclarla con otras. Aquí la clave está en la repetición, que nos lleva directamente a fijarnos en ella como elemento principal de la estancia.
De comparsa
Dada la dureza de su asiento, la silla Zig Zag puede resultar perfecta como complemento en salones y comedores en los que se alterna con otras sillas y sillones más confortables.
En la entrada
Si hay una zona de la casa donde puede brillar con luz propia es en la entrada. La Zig Zag en estos casos resulta el complemento perfecto, pues la entrada es un espacio en el que el asiento no suele usarse muy a menudo o al menos no durante mucho tiempo.
En el despacho
Aunque no resulte precisamente la mejor silla para trabajar (no es giratoria ni regulable en altura), sí aporta un toque especial a esos rincones domésticos que queremos que luzcan por sí solos. Un sencillo escritorio y una Zig Zag y voilà, ya tenemos nuestro minidespacho de diseño o rincón de lectura con personalidad.
En comedores y cocinas
Por supuesto, su empleo en la cocina o en el comedor como asiento principal o secundario es uno de sus hábitats más naturales. Tanto para pequeñas mesas circulares como para las rectangulares, tanto sola como acompañada, la Zig Zag siempre quedará bien.
Sola…
Uno de los modos más claros de resaltar un rincón es utilizar la Zig Zag como pieza única, idealmente acompañada con el menor número de complementos decorativos posibles para resaltar su belleza.
… O a pares
Dada su forma en Z, cuando la Zig Zag se utiliza de forma repetida de dos en dos y en un mismo plano, resulta particularmente impactante.
Es el caso por ejemplo de esas mesas de dirección que van acompañadas de dos sillas de patín para atender a clientes… y dejarlos impactados 😉
De colores
Aunque la silla original iba en madera natural, por supuesto puede pintarse o lacarse en los colores que a uno se le ocurra, aportando vitalidad a cualquier estancia.
Como mesita auxiliar
Es la faceta menos conocida de la silla Zig Zag y sin embargo la que le convierte en un mueble multifuncional de primer orden. La planeidad de su asiento lo hace idóneo como soporte de mesita auxiliar, para dejar todo tipo de objetos sobre ella, convirtiéndose así en un claro exponente de diseño disfuncional.
En fin, todo un dechado de virtudes al que hoy le dedicamos la mejor de nuestras zigzagueantes sonrisas.
Vía: pinterest.com