Seguro que lo primero que te viene a la cabeza a la hora de pensar en reformas integrales es una marabunta de caos, jaleo y problemas.
Como somos conscientes de que este tipo de procesos conlleva la toma de una gran cantidad de decisiones y todas ellas son importantes, hemos decidido dedicarles hoy este post para que sepas a qué te enfrentas y te sientas seguro a la hora de llevarlas a cabo.
¿Qué es una reforma integral?
Puede parecer una pregunta de perogrullo, pero aplicada a una vivienda se refiere al proceso de cambio que esta sufre con el fin de mejorarla, actualizarla o enmendar errores existentes.
Una reforma en sí no tiene por qué presentarse como un cambio radical sino como una transformación gradual o parcial de aquello que modificamos. Por ejemplo, podríamos acometer una reforma sólo del baño, de un dormitorio o de cambiar únicamente las ventanas sin que afecte al resto de la casa.
Sin embargo, cuando hablamos de reformas integrales la cosa pasa a mayores.
En estos casos, nos referimos a la reestructuración completa de un espacio total, en la que se incluye desde la carpintería, tabiquería y acabados hasta instalaciones eléctricas, de fontanería y de climatización.
¿Cuánto puede costar una reforma integral?
Cuando piensas en hacer una reforma integral, además del “oh, Dios mío, la que se me viene encima” lo primero que se te viene a la cabeza es el precio, cuánto costará hacerla.
Hay que tener en cuenta que las reformas integrales no empiezan desde el momento en que colocas el nuevo azulejo o la nueva tarima, sino que existen unos pasos previos que hay que tener en cuenta y que también conllevan un coste, como las licencias, el pago de tasas municipales o el proyecto inicial en caso de que lo contrates a un arquitecto o interiorista (algo que desde Decofilia recomendamos sí o sí para ahorrar luego tiempo, dinero y problemas en obra).
Además, hay una serie de gastos añadidos particulares a tener en cuenta, como por ejemplo si tienes que mudarte a otra casa mientras la obra se realiza (en cuyo caso hay que sumar el coste del alquiler), si quieres reutilizar tus muebles en la nueva casa (y por tanto los tienes que llevar a un guardamuebles mientras tanto), etc.
En el curso “10 pasos para reformar tu casa” que tenemos en nuestra plataforma de cursos de interiorismo y decoración online mostramos un detalle de todos estos posibles gastos para que los tengas en cuenta, pero aquí nos vamos a centrar únicamente en la reforma en sí.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que existen muchos factores que pueden influir en el coste de una reforma integral y que además existe mucha variabilidad de unas empresas de reformas a otras respecto a un mismo proyecto.
Por eso, siempre recomendamos pedir unos 3 presupuestos sobre un mismo proyecto para poder comparar y descartar aquél que sea clara y sospechosamente más barato que el resto, pues como se suele decir “suele haber gato encerrado” y la broma te puede costar el doble.
Pero centrándonos ya en los dos factores principales en base a los cuales se puede estimar el grueso de un presupuesto de obra podemos identificar dos: la superficie del suelo (los m2) y la calidad de los acabados.
Superficie total
Para estimar un coste de reforma integral, los m2 cuadrados suelen servir de base para presupuestar las partidas a realizar en el interior.
Es obvio que cuanto más grande sea una vivienda, más alto será el coste total de la reforma, pues en principio habrá más demoliciones que hacer, más cantidad de suelo a colocar, más ventanas que sustituir, más superficie de pared que levantar…
Sin embargo, también es cierto que el coste relativo (coste/m2) será menor en una vivienda grande que en una pequeña, no solo por economías de escala, sino porque hay actuaciones que hay que llevar a cabo sí o sí independientemente del tamaño de una vivienda (por ejemplo, en todas hay que levantar una sola cocina, no dos o más, en todas mínimo un baño, etc.)
Es decir, al final, a mayor superficie, más económico resultará el precio por metro cuadrado a la hora de reformar.
Por poner una media o dar una idea, los precios con calidades sencillas pueden andar alrededor de 600-700€/m2 en un piso grande o 750-900€/m2 en uno pequeño.
Obviamente estos precios no pueden tomarse al pie de la letra puesto que entran en juego variables como la ubicación de la vivienda (no es lo mismo en un pueblo que en una gran ciudad), el “momentum” (por ejemplo, justo en estos tiempos post-covid los costes de construcción están disparados por la alta demanda, alta inflación y los problemas de suministro a nivel global) o las particularidades de la vivienda en sí (no es lo mismo un 5º sin ascensor que un bajo con entrada desde la calle), pero al menos pueden servir para darte una idea.
Calidad de los acabados
Esta es la otra variable que tendrá un efecto directo en el coste de la reforma integral que decidas acometer.
Tanto los acabados como la calidad del material hará que el precio de tu reforma integral varíe mucho. No es lo mismo que decidas poner molduras de techo en toda la vivienda a que dejes el techo liso. O que pongas mármol de Calacata en el baño o un mosaico italiano personalizado a un azulejo de 8€/m2.
Lo bueno es que esta partida es más controlable que la anterior, puesto que, una vez obtenidos los presupuestos, ya es cuestión de ir eliminando partidas o bajando calidad de materiales si no te puedes pasar de un importe determinado.
En este sentido, el mercado es muy amplio y puedes elegir materiales muy baratos o muy caros, pero si se eligen bien y de forma coordinada, el resultado estético no tiene por qué mermar en exceso.
Para que te hagas una idea, las reformas integrales con acabados de media calidad en un piso de tamaño medio estarían alrededor de los 750€/m2.
En cambio, si eliges acabados de buena calidad rondarían los 900€/m2 y si lo que quieres son acabados de total lujo ya subirían por encima de los 1.000€/m2.
Aún así, como en el caso anterior, recordamos que se trata de precios orientativos: nada como pedir presupuesto a los profesionales encargados de las reformas integrales una vez tengas tu proyecto previo en firme.
Pasos imprescindibles en una reforma integral
Ahora que ya sabes qué es una reforma integral y qué factores pueden afectar a tu presupuesto total, vamos a ver todos los pasos que incluye este proceso.
1. Antes de empezar: Proyecto previo
Como comentábamos anteriormente, antes de empezar siquiera a pedir presupuestos de obra hay que saber bien qué se quiere hacer.
La mayoría de personas “creen” tener una idea clara de lo que quieren, pero en cuanto se rasca un poco sale a la luz que faltan muchas cosas por definir. Por ejemplo, uno sabe que quiere aquí un dormitorio, allí el salón, una cocina abierta, el baño con este material… ¿pero sabe qué medida exacta debe tener cada estancia? ¿tiene clara la distribución interna de la cocina? ¿dónde va ubicado cada interruptor y enchufes y cómo son las conexiones entre ellos? ¿qué modelo de foco quiere poner?
En este sentido, contratar un proyecto de interiorismo previo lo vemos como un paso esencial que no se debe ver como un gasto sino como un ahorro, ya que tenerlo definido todo antes de empezar es fundamental para minimizar problemas, retrasos y sobrecostes posteriores en obra.
Además, es la única forma de poder comparar peras con peras a la hora de pedir presupuestos, pues todas las empresas partirán del mismo documento con la misma distribución, los mismos materiales, los mismos puntos de luz, etc. Si no, te resultará imposible comparar.
2. Licencias
Toda reforma integral, al conllevar cambio de tabiques y elementos que afectan a fachadas o espacios comunes (como las ventanas) necesita tramitar una licencia o permiso de obra. Ésta es una autorización que concede el ayuntamiento de tu municipio para poder llevar a cabo tu obra de construcción.
Si la obra no toca estructura (pilares, vigas, etc.), en algunos municipios permiten presentar una “declaración responsable” en la que básicamente el propietario asume que la obra se realizará conforme a la legalidad y a lo presentado (planos, presupuesto, etc.) y así puede comenzar la obra rápido. Varios meses después, un técnico del ayuntamiento o autorizado por él visitará (en principio) la vivienda para comprobar que todo está conforme.
Si en cambio la obra afecta a estructura o se realiza en un edificio con especial protección, necesitará un proyecto visado por un arquitecto y además de subir los costes, la licencia se retrasará bastante, pues hasta que el ayuntamiento no dé el visto bueno no se podrá empezar la reforma.
3. Trabajos previos
Una vez tenemos vía libre para comenzar, lo primero es conveniente asegurar y proteger la zona. En esta fase se realizan los trabajos de cubrimiento en las zonas comunes del edificio, el ascensor (si lo que se reforma es un piso) o en la fachada (si es una vivienda unifamiliar).
4. Demoliciones
Realizada ya la protección de las zonas comunes, toca demoler total o parcialmente tabiquería, pavimentos, revestimientos, sanitarios, carpintería y, en su caso, mobiliario.
Es hora de derribar todo aquello que no se va a utilizar en el nuevo diseño. Todo ello se debe acoplar en contenedores para posteriormente llevarlo al vertedero.
En las demoliciones es muy importante aplicar las correspondientes medidas preventivas de protección, pues es una de las fases donde puede haber más accidentes.
5. Albañilería
En este paso de las reformas integrales se realizan varios trabajos. Entre ellos no deben faltar la correcta nivelación del suelo (normalmente con una solera de hormigón), la sustitución de las estructuras dañadas, la construcción de nuevos tabiques, apertura de huecos de puertas, ventanas y cajetines de electricidad, etc.
6. Instalaciones
Dado que partimos de un proyecto y planificación previa, ya conocemos las instalaciones que habrá en la vivienda y el lugar dónde irán ubicadas, por lo que podemos empezar a tirar cableado o colocar tuberías.
Es en esta etapa se preparan todas estas conducciones para los servicios de la vivienda: tuberías de agua, calefacción, cableado eléctrico, telefonía, conductos de gas, suelo radiante, etc.
Se recomienda siempre que el técnico especialista en cada campo realice visitas periódicas previas a la vivienda para que pueda comprobar que todo se ha planificado bien y se coordine con los demás oficios para que no haya errores posteriores.
7. Revestimientos y pavimentos
Una vez realizadas la albañilería y las instalaciones es hora de revestir las nuevas construcciones, de modo que el cableado y las tuberías queden ocultas y no se vea nada desde fuera.
En revestimientos existen muchas posibilidades, aunque las más comunes son la cerámica, la madera o directamente el enyesado, ya sea en paredes, suelos o techos.
En esta fase por tanto entraría el alicatado de baños y cocina, la colocación de las placas de pladur o la aplicación de yeso negro y blanco en las paredes, el cierre de los falsos techos, etc.
8. Carpintería
Es el turno de la colocación de puertas, ventanas, zócalos y rodapiés; así como todo aquel mobiliario hecho a medida, como los armarios empotrados.
Aunque nos puede llevar a confusión, en esta fase no se incluyen la instalación de parquet ni el forrado de madera de las paredes, que irían en el paso anterior de revestimientos y pavimentos.
9. Equipamiento
La casa va cogiendo color cuando llegamos a esta fase. Ahora es el turno de vestir la cocina y baño.
En esta fase se colocan elementos como los sanitarios o la grifería, mientras que en la cocina se lleva a cabo el suministro e instalación de los muebles, la encimera, el fregadero, los electrodomésticos, etc.
10. Pintura
Antes de ponerse a pintar, lo idóneo es tapar y alisar cualquier irregularidad que pueda haber en la superficie.
Después de ello, se cubren todos aquellos elementos que no deben mancharse de pintura, como interruptores, marcos de puertas y suelo.
Una vez que todo está listo, se aplican como mínimo dos capas de pintura.
A veces, esta fase es previa a la anterior (especialmente si por ejemplo la cocina no lleva azulejo). Siempre convendrá después dar varios repasos, pues los transportistas de muebles suelen dar algún golpe o dejar alguna mancha en la pared que luego hay que repasar.
11. Limpieza y amueblamiento
Si algo tienen las obras es que dejan polvo y manchas hasta en los sitios más insospechados.
Aunque muchas empresas de obra suelen dejar la reforma más o menos limpia al terminar, siempre surgen rincones con polvo que jamás hubieras imaginado.
Así que es el momento de limpiar cada esquina y sacar todo el polvo fuera de la vivienda, así como deshacernos de las manchas que puedan quedar de restos de cemento, pintura o resinas.
En este sentido, hay que distinguir una “limpieza de obra” de una “limpieza normal”. La primera suele tener un coste bastante alto si se contrata aparte, ya que implica una limpieza más profunda, con disolventes, rascadores y demás, que una simple limpieza habitual. En tus manos queda contratarla aparte o remangarte durante un fin de semana hasta dejarla impoluta.
12. Amueblar, decorar y disfrutar
Una vez que está todo impoluto y la pesadilla ha terminado, llega la parte más divertida y creativa de la reforma: el amueblamiento y la decoración.
Esta fase tiene también su miga que abordaremos en otro momento, pero sin duda es más agradecida que la reforma en sí.
Y ya con todos los muebles y elementos decorativos, tendrás tu casa lista para entrar a vivir 🙂
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Vía: pinterest.com
Creo que si se va a encarar un reforma integral , lo mas importantes es la calidad de lkos m,ateriales a emplear sobre todo si es una propiedad recien adquirida.
Efectivamente es un tema muy importante, pero en realidad son muchas cosas más las que hay que tener en cuenta además de la calidad de los materiales.
Personalmente me parece incluso más importante la elección del equipo de obra, porque de nada sirve comprar buenos materiales si luego la colocación es deficiente.
Como comentamos en el artículo, son muchas las cuestiones a analizar y todas ellas tienen su importancia para que el resultado sea satisfactorio 😉