Si hay una estancia en la casa que merece una especial atención aparte del salón, esa es el dormitorio principal, nuestro refugio de descanso, de paz, la estancia donde empezamos y terminamos el día y donde recargamos energías.
Este año, las tendencias en diseño de dormitorios vienen con una doble misión: ayudarnos a descansar mejor y hacerlo en un entorno con mucho estilo.
Por eso, hoy dedicaremos nuestro post de hoy a ver qué se lleva, tanto desde el punto de vista funcional como estético. Porque sólo en la unión de ambos conceptos se encuentra el éxito del interiorismo.
Hablaremos de muebles prácticos, de escenas de luz que nos permitan crear varios escenarios según nuestro estado de ánimo, de textiles que consigan aportar la calidez necesaria en esta estancia o de paredes que reflejen nuestra personalidad.
En resumen, todo lo necesario para transformar el dormitorio en ese oasis que todos buscamos cuando comenzamos a idear el proyecto de decoración.
¡Vamos con ello!
Funcionalidad y practicidad, aspectos clave en el diseño de dormitorios
Antes de comenzar a pensar en colores, estampados y texturas, conviene empezar por la base, lo que podríamos llamar “los cimientos del proyecto decorativo”, aquello que hace que un dormitorio sea cómodo, funcional y un reflejo de nuestro estilo de vida.
Porque de nada sirve ponerse a buscar muebles y cortinas sin ton ni son, si antes no sabemos qué dimensiones tiene nuestro dormitorio, qué almacenaje necesitamos exactamente, qué ambiente queremos recrear y si necesitamos cubrir alguna necesidad de salud.
Canapés y camas con almacenaje: un armario más
Siendo el dormitorio la estancia donde solemos guardar toda nuestra ropa, el espacio de almacenamiento será una de las grandes prioridades, sobre todo en dormitorios pequeños.
Además de los armarios a techo para aprovechar al máximo el espacio (no sólo en anchura sino también en altura), podemos ayudarnos de cómodas, aparadores y, muy especialmente, canapés bajo cama que se conviertan en “nuestro segundo armario”.
Este año, los canapés abatibles forrados en textil (con patas para aligerarlos y poder limpiar por debajo), así como las camas con cajones deslizantes (con ruedas integradas) hacen furor para guardar la ropa de temporada, mantas durante el verano, la decoración de Navidad o incluso el vestido de novia que sí o sí, ha de conservarse.
En cualquier caso, la ventaja de esta pieza es que, cada vez con más frecuencia, podemos encontrar en el mercado modelos con una estética muy cuidada que nos permiten elegir entre diversos acabados que casen bien con el resto de la decoración: madera en diversos tonos, tapizados neutros o a color, con patas o a suelo. ¡Tú eliges!

También es importante mencionar las diversas medidas existentes, tanto de ancho como de largo: ya no tenemos, como hace un tiempo, “aceptar lo que hay”, sino que a día de hoy encontramos canapés de cama con todo tipo de anchuras o fondos.
Esto es una ventaja especialmente para personas altas, que en su momento se tenían que conformar con canapés de 190, como para parejas que quieran dormir juntas, pero respetando su espacio.
En este sentido, los canapés de 200 ó 210cm por un lado y la combinación de dos canapés individuales como cama matrimonial son opciones perfectas para estos perfiles.
Así que ya sabes, lo primero debes hacer es asegurarte de medir bien tu dormitorio para saber qué tipo de canapé puedes colocar y, en base a eso, elegir entre los múltiples acabados.
Somieres y colchones: el descanso como prioridad

Si el canapé es el gran aliado en lo que almacenaje extra se refiere, el somier es su alternativa más inmediata dependiendo de tus necesidades.
Y es que, si por lo que sea no te entusiasman los canapés (hay quien los ve demasiado pesados visualmente o demasiado altos si sumamos el colchón), también existe la alternativa de los somieres y las bases tapizadas.
Un somier o una base tapizada resulta ideal si no te hace falta el almacenaje extra, si para ti es esencial poder aspirar bien el espacio bajo la cama (para que la rumba campe a sus anchas) o si buscas una alternativa más económica que el canapé (por ejemplo, en pisos turísticos o de alquiler).

También si tienes alergia al polvo (en cuyo caso es mejor un somier o base tapizada que un canapé donde se puede acumular más debajo, o bien tu colchón requiera de este tipo de bases.
Por último, además de lo ya comentado, un somier o base tapizada tiene la gran ventaja de su peso ligero y por lo tanto una mayor facilidad para mover la cama.
Esto es ideal por ejemplo para camas que están pegadas a una pared (así cuando vayas a hacer la cama podrás moverla sin problema) o para colocar la alfombra con mayor comodidad, algo que no ocurre con el canapé, que requiere de fuerza y un par de personas para moverlo.
En cuanto a la estética, un somier resulta mucho más ligero que un canapé, ya que la combinación con su colchón suele ser más bajita (al estilo japonés), algo que evitará el aspecto abigarrado sobre todo en dormitorios estrechos o pequeños.
Iluminación versátil para dormitorios: un ambiente para cada momento
Un buen diseño de dormitorios sin lugar a dudas requiere de una buena iluminación. Y esto es tan importante como elegir la tonalidad de la pared o la elección del colchón.
No olvidemos que con la iluminación podemos crear distintos juegos de luz que nos permitirán tener más o menos cantidad de luz en un punto concreto o a nivel general.
Combinando estos aspectos creamos escenas de luz que nos acompañarán en los distintos momentos del día (no es lo mismo la luz que se necesita para echarse una siesta que la que necesitamos de madrugada al levantarnos para ir al baño), así como en las distintas situaciones, ya sea para leer, para trabajar si tienes un escritorio en la habitación, para ver la tele, para guiarte si te levantas antes que tu pareja o para crear un ambiente íntimo.
En cuanto a las tendencias de este año en iluminación para el diseño de dormitorios, aparte del uso masivo y generalizado de luz LED, lo más notable es la utilización de luz indirecta como iluminación general, sin mucha intensidad (no se necesita una gran presencia de luz en un dormitorio) así como luminarias puntuales o decorativas para situaciones específicas.
Centrándonos en los tipos de luz, si vamos por partes tendríamos:
- Luz ambiental: es la que procede fundamentalmente del techo y da una luz general.
Aunque mucha gente sigue colocando la clásica lámpara central o focos empotrados, la tendencia como decimos es emplear luz indirecta, como tiras de led en foseados, candilejas o molduras en el techo o sobre el armario (si no llega hasta arriba), que crean una atmósfera suave y envolvente.
Lo ideal es que esta luz sea cálida y regulable, para no deslumbrar ni alterar el ritmo circadiano.

- Luz puntual: ideales para leer en la cama o en un sillón si tienes rincón de lectura, para trabajar o para moverse por la habitación sin molestar.
Aquí se llevan las lamparitas orientables, los apliques o incluso lámparas colgantes a ambos lados del cabecero si quieres enfatizar su presencia. Recuerda que con ellas no solo iluminas, sino que también decoras.

- Luz decorativa: es la que da el toque final, la guinda del pastel. Aquí entran en juego las tiras LED detrás del cabecero, las guirnaldas de luz cálida, pequeños focos a la altura del rodapié, la luz bajo la cama y las lámparas de sobremesa con luz tenue.
Este tipo de iluminación es la encargada de crear un ambiente íntimo, sutil y relajante.

Y por último, no te olvides de la temperatura de color. Un básico si no quieres transformar tu dormitorio en una discoteca o un ambiente tan frío que parezca un iglú.
Una temperatura de color entre 2700K y 3000K es ideal para dormitorios, ya que simula la luz del atardecer y favorece la relajación.
Evita a toda costa las luces frías (blancas) ya que, además de activar el cerebro, no resultan nada decorativas en este ambiente.
Estética renovada para dormitorios: pequeños detalles que lo cambian todo
Una vez cubierta la parte funcional, llega la parte que más divierte a todo el mundo: la decoración y estilismo.
En este sentido, la tendencia en diseño de dormitorios sigue siendo la de utilizar texturas naturales, colores suaves y esos detalles que aportan su puntito diferenciador.
Veamos qué aspectos básicos debemos tener en cuenta.
Ropa de cama y tapizados: mezcla de texturas y tonos neutros
La idea aquí es descartar el blanco absoluto y jugar con los textiles que crean distintas capas, texturas y tonos cálidos. Para ello, la ropa de cama se convierte en el foco de atención.
Podemos jugar así con las sábanas, sobre ellos la colcha o edredón, y sobre ellos alguna manta texturada y encima un plaid de cama.
También podemos utilizar las capas en las almohadas, situando por delante una fila de cojines más grande y por delante otra fila de cojines más pequeños.
Y si el cabecero es tapizado podemos acompañarlo con un banquito tapizado a los pies en el mismo tono o textura, si tenemos el espacio suficiente.

En cuanto a tonos, puedes mezclar lino y algodón, jugar con cojines en distintos formatos y colores empolvados como el beige, el terracota o el verde salvia, que queda muy acogedor y causa furor este año.
La idea es crear una conjunto de cama que no sólo invite al descanso, sino que también sea un elemento decorativo más dentro del dormitorio y te haga sentir bien nada más entrar en la habitación.

Cortinas: vaporosas y naturales
Sin salirte mucho de la línea que has elegido para vestir la cama, pero pudiendo crear un poco de contraste con la elección de las cortinas, podríamos decir que la pared de la ventana es la segunda más importante tras la del cabecero, por un lado por ser la principal fuente de luz natural, y por otro por las cortinas o estores que la acompañan.
Las cortinas son las encargadas de resaltar la ventana y darle mucho más empaque a esa pared, y se llevan mucho más que los estores o las veneciana, incluso en los estilos más modernos y minimalistas.
Las que más se llevan son las de lino y los visillos de algodón, pues aportan ligereza, permiten el paso de la luz y crean una atmósfera relajante.

No obstante, si buscas un aire más elegante y sofisticado, un visillo con caídas a los lados que contrasten es un combo que nunca falla.
Y si por el contrario quieres meterle el punto de practicidad, puedes combinar las cortinas con un estor que filtre más la luz, pero siempre con tejidos neutros y colores lisos evitando los estampados en el estor, pues éste debe pasar lo más desapercibido posible.
Papel pintado y pintura: la clave del diseño de dormitorios
Para darle vida a las paredes del dormitorio tenemos dos posibles vías y ambas perfectamente combinables: la pintura y el papel
Ambas son tendencia por lo potentes que a nivel de diseño pueden ser y por lo fácil que resulta cambiar la estética general del dormitorio con ellas.
Respecto al papel pintado, puede ser texturado, liso o estampado y se puede aplicar o bien en todas las paredes (si es neutro) o sólo en la del cabecero (si resalta más).
Otra opción es combinar dos tipos de papel, uno liso para la envolvente y otro estampado o de un color más vivo en la pared de la cama, incluso con dibujo o patrón (de hecho los murales decorativos que imitan a la naturaleza son tendencia a día de hoy).
Con esta combinación conseguimos dar protagonismo a las paredes sin saturar el espacio.

De igual modo, puedes jugar con la pintura aplicando distintas tonalidades e intensidades (el verde cactus, los greige y los empolvados siguen haciendo furor) o bien optar por un color que contraste con las puertas, armario, rodapié y techo.
De hecho, una opción para los más atrevidos, que cada vez se ve más, es optar por darle el color en los zócalos, rodapiés y puertas, con algún detalle (un cojín o un plaid) a juego en la ropa de cama. Ahí sí, el color de estos elementos debe contrastar (los verdes tirando a oscuros o los azules, así como los granates, suelen llevarse la palma).
Alfombras: confort desde los pies
Por último, si hablamos del diseño de dormitorios no podemos dejar de lado un elemento mucho más esencial de lo que parece: la alfombra.
Este es un elemento que muchas personas prefieren obviar sin ser conscientes de lo mucho que ayuda a “armar” un espacio y a cerrar el conjunto de cama. Sin ella, la habitación queda “sin terminar”, por lo que es esencial colocar una.
Una buena alfombra aporta calidez y estructura visual, pero es importante que elijas las dimensiones adecuadas ya que, al ponerla bajo la cama, buena parte de ella no se va a ver, así que es esencial que sobresalga lo suficiente hasta llegar al menos a abarcar el ancho que ocupan las mesillas.
Para ello es muy posible que sea necesario pedirla a medida, pero siempre será una buena inversión para tu dormitorio.
En cuanto a la tendencia, continúan llevándose las alfombras de fibras naturales como el yute o el sisal, así como las lanas en tonos neutros con relieves o patrones sutiles.
También está de moda utilizar varias alfombras superpuestas, incluso de diversos formatos (por ejemplo una gran alfombra rectangular y encima, en una esquina, una redonda, o bien una cuadrada y otra rectangular…)
En cualquier caso recuerda que, además de ser bonitas, ayudan a delimitar el espacio y a aportar un extra de confort al salir de la cama, por lo que debes elegir también aquellas que resulten suaves a los pies.

En definitiva, este año los dormitorios apuestan por una estética serena, natural y funcional, pensada para el bienestar.
El equilibrio entre comodidad y estilo es la clave del diseño de dormitorios este año, pues cada vez se busca más el “well being” o la tendencia a cuidar nuestro cuerpo no sólo con una buena alimentación y ejercicio, sino con la tercera pata: un buen descanso.
Y tú, ¿te animas a renovar el tuyo?